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El extraño caso de la calzada ¿menguante?

La reapertura de la Avda de Burgos ha suscitado una intensa polémica ciudadana por la impresión generalizada de que se ha estrechado la calzada. Curiosamente ahora es 40 cms más ancha ¿dónde está el misterio?

La impresión generalizada pero irreal de los vecinos es que la calzada de a Avenida de Burgos se ha estrechado tras las obras de reurbanización / Cadena SER

Aranda de Duero

Era uno de los proyectos urbanísticos estrella del anterior mandato municipal, presentado como una apuesta por la mejora del barrio de Santa Catalina. Sin embargo la polémica lleva meses rodeando las obras de reurbanización de la Avenida de Burgos entre las calles Pedro Sanz Abad y Pizarro. En primer lugar por el retraso en su finalización (la obra debería haber concluido en abril, ya que la reducción de los plazos de ejecución fue una de las mejoras presentadas por la empresa) lo que ha obligado a mantener cerrada una de las vías principales de este barrio arandino durante más tiempo del proyectado en un principio. Y una vez abierta al tráfico, aún a falta de pintar la señalización y llevar a cabo los últimos remates, la polémica se centra ahora en las dimensiones de los nuevos espacios: desde que el pasado lunes volvió el tráfico rodado a esta vía las redes se han llenado de mensajes indignados que denuncian un estrechamiento de la calzada y las consiguiente dificultades cuando se cruzan dos vehículos que circulan en sentido contrario, sobre todo si sus dimensiones son superiores a las de un turismo. Unas críticas ciudadanas que también van de boca en boca entre los vecinos del barrio y que ha llegado a recoger el grupo municipal socialista exigiendo al equipo de gobierno una solución al problema generado.

Lo paradójico de este asunto es que, lejos de haber disminuido, el ancho de la calzada ¡se ha incrementado en 40 centímetros! No solo eso: las críticas a la estrechez de la calzada suelen acompañarse de la impresión de que las aceras han aumentado de tamaño, lo que tampoco es cierto. Los datos confirman que la zona peatonal ha disminuido al menos en medio metro por cada uno de los lados de la calle.

Esta redacción ha comprobado, metro en ristre, que una vez terminada la obra cumple exactamente las dimensiones indicadas por el proyecto redactado por los técnicos (y cuya sección reproducimos en una de las imágenes que ilustran esta noticia): la calzada tiene ahora 2,70 ms por cada sentido, cuando antes eran 2,50 ms. Y mientras que antes la zona peatonal medía como mínimo 3,50 ms de ancho, incluida la franja en la que están los alcorques de los árboles, ahora tiene un mínimo de 3 ms (aunque tanto antes de las obras como ahora hay iigeras variaciones a lo largo de la calle por los retranqueos de algunas edificaciones). Finalmente el carril bici, que antes era de 1,20 ms ahora mide 1,35 ms pero además lleva anexa una zona de seguridad de 0,75 ms más.

En el proyecto redactado por los técnicos figuran las dimensiones que tenía la avenida hasta enero y las proyectadas para su reurbanización / Cadena SER

Y aquí está la clave: en diferenciar acera, calzada, zona peatonal, carril bici y zona de seguridad. Porque el mayor cambio que ha experimentado esta vía tras las obras es la ubicación del carril bici, en el que radica la modificación de las dimensiones de los espacios en los que está organizada la vía.

Hasta el pasado mes de enero a cada lado de la calzada se encontraba el espacio que tenían las bicicletas para su uso exclusivo. Teóricamente. Porque en la práctica, según confirman algunos vecinos, era utilizado como una parte más de la superficie por la que circulaban los vehículos, incluso para aparcar en doble fila. Ahora el carril bici es contiguo a la zona peatonal y está separado de la calzada por una zona de seguridad, por lo que aparentemente forma parte de la acera. Pero ni carril bici ni zona de seguridad deberían ser utilizados por los peatones, igual que anteriormente tampoco los coches deberían haberlo invadido. Por cierto, una zona de seguridad de la que carecía el anterior carril bici, por lo que recibió alguna de las mayores críticas.

Conclusión: ni el carril bici era antes territorio de los vehículos, ni ahora debería serlo de los peatones, por mucho que antes el tráfico campara a sus anchas por estas vías y es más que probable que algunos peatones lo consideren ahora una zona más para su paso.

Mención aparte merece el problema causado estos últimos días por un camión de reparto de un establecimiento de la zona al estacionar en uno de los carriles de la calzada de esta vía. Pese a que en un principio fuentes oficiales aseguraron a esta redacción que no había reservada zona de carga y descarga en toda la calle, ni antes ni despues, lo cierto es que sí existirá esa reserva de espacio, aunque todavía no esté señalizada,  al igual que existía anteriormente.

Lo cierto es que, de momento, la zona está sin señalizar y el camión parado durante el reparto provocó un atasco cuya imagen  hizo fortuna en las redes sociales, que viralizaron el episodio incrementado la sensación de estrechez de la calzada. Curiosamente ese mismo día se habían producido largas colas en la calle Miranda do Douro por otro vehículo pesado que también había parado en medio de la calzada para repartir sus productos al estar ocupada la zona de carga y por turismos aparcados de forma irregular. Pero este episodio tuvo mucha menos repercusión en las redes sociales.

En todo caso queda en el aire la pregunta que está detrás de la impresión, equivocada o no, sobre la estrechez de la calzada: ¿dan de sí 5,40 ms para que se crucen en una calle dos vehículos pesados?

 
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