Unidos por la Alondra Ricotí
El Ayuntamiento de La Sequera de Haza negocia con el Arzobispado la compra de la Casa del Cura para dedicarla a centro de interpretación de esta especie protegida
La Sequera de Haza
El Ayuntamiento de La Sequera de Haza está en negociaciones con el Arzobispado de Burgos para intentar hacerse con la titularidad de la Casa del Cura de esta localidad y rehabilitarla para convertirla en un centro de interpretación de la Alondra Ricotí.
Esta pequeña ave, de unos 18 centímetros, tiene entre sus limitados hábitats en una zona del Páramo de Corcos que se sitúa al sur de Hontangas y Adrada de Haza y al oeste de La Sequera, un espacio de unas 150 hectáreas de las 9.000 que abarca todo el páramo. El alcalde de esta última localidad, Roberto Arroyo, considera que merece la pena esta inversión en aras a contribuir que se mantenga esta especie, que está al mismo nivel de peligro de extinción de otras más conocidas y visibles, como son el urogallo, el quebrantahuesos o el lince.
En otra localidad de este entorno, Adrada de Haza, tiene su sede la Fundación Alondra Ricotí, creada en junio de 2017 con la misión de proteger el hábitat estepario de este animal. Este colectivo trabaja para preservar los usos tradicionales del suelo (pastoreo ovino), la fauna y flora asociadas a su ecosistema, y más ampliamente a la protección de la biodiversidad en zonas de interés localizadas del páramo de Corcos. Jesús Lázaro, uno de los miembros de la fundación, destaca la necesidad de preservar el tipo de terrenos con vegetación baja, que son los únicos que permiten la supervivencia de este ave, que tiene escasa visibilidad y cuya presencia se percibe más por su canto característico que por otra cosa. “La Alondra Ricotí es un poco más grande que un gorrión y tiene unas características muy peculiares porque no se le ve nunca, le llaman el fantasma del páramo porque sólo se sabe de su presencia con los cantos de los machos y los ornitólogos a veces consiguen avistarlo después de mucho tiempo, porque es un pájaro que no vuela, va caminando entre los tomillos”, explica Lázaro.
Una de las cuestiones principales en las que trabaja la fundación es en recaudar fondos para poder adquirir terrenos o llegar a acuerdos con sus propietarios que permitan mantenerlos en las condiciones apropiadas, creando un espacio estepario uniforme, para dar cobijo a esta especie. Lázaro es el propietario de la bodega ecológica Kirios de Adrada, que tiene una marca específica creada para estos fines, destinando un euro de cada botella a esta causa.