Los amores de Beethoven

... el primer gran amor de Ludwig van Beethoven fue su madre, que falleció cuando él tenía 18 años. A partir de entonces, su padre, que era alcohólico y maltratador, ingresó en prisión y Ludwig se hizo cargo de sus dos hermanos. ... Beethoven era muy enamoradizo y aunque tuvo muchas amigas, muchas amantes, aunque no contrajo matrimonio con ninguna. A veces, porque a ella la casaban con otro hombre de mejor estatus social; a veces, porque eran damas casadas o comprometidas; a veces, porque vivían lejos y solo podían mantener correspondencia por carta. A veces se trataba de alumnas de piano, que aceptaba en su clase fueran buenas alumnas o no… ... a algunas les dedicó algunas sonatas, como la Appassionata, dedicada a Marie Bigot; la Sonata para piano n.º 24 en fa sostenido mayor, Op. 78 dedicada a Thérèse; o Claro de luna, dedicada a Giulietta Guicciardi. Al parecer, la bagatela Para Elisa fue inspirada por Elisabeht Rockel, a quien Ludwig pidió que le visitara en su lecho de muerte y le regaló un mechón de su cabello y su pluma. ... escribió hermosas cartas de amor de Beethoven, como la bellísima Carta a la amada inmortal, donde habla de un amor imposible y doloroso hacia una mujer. En este caso, los musicólogos no se ponen de acuerdo en si su «amada inmortal» fue Antonia Brentano, de la que hay documentado un viaje donde coincidió con él, o Josephine Brunsvik, quien nueve meses después de encontrarse con Ludwig dio luz a un bebé. ... su sordera comenzó a manifestarse tras la muerte de su madre. Beethoven la mantuvo en secreto y solo lo contaba -y con mucho dolor- en la correspondencia con sus íntimos amigos de Bonn, lejos de sus círculos de Viena, donde residía. ... los estudios forenses definitivos de sus huesos y cabellos prueban que sufrió una intoxicación por plomo, que se añadía al vino barato -y parece que Beethoven bebía bastante- y, además, se estuvo tratando una neumonía con unas sales que contenían plomo en altas dosis. Para Elisa, interpretada por Ivo Pogorelich; Appassionata, por Claudio Arrau, o la Quinta Sinfónía, en la esplendida versión de la Orquesta del Siglo XVIII, dirigida por Frans Brüggen, han puesto la banda sonora, en clave de música, a la vida personal de Ludwig van Beethoven. Anabel Sáez es clavecinista, profesora de piano en el Conservatorio de Elche y directora artística de la Orquesta Barroca de Alicante y del ensemble La Galería del Claroscuro.