El tren de Sóller no va a Barcelona
Si quieren disfrutar de Mallorca, siempre pueden comprarse un chalé en vez de un tren

"La línea roja" de Matías Vallés (06/09/19)
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Palma
Lo mejor no solo es enemigo de lo bueno, como sabe cualquier espectador del vodevil entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias.
Lo mejor también puede ser enemigo de lo malo, y así llegamos al romántico tren de Sóller.
Con el traqueteo vacilante que caracteriza a un ferrocarril, el tren ha sobrevivido durante casi ciento diez años, trasladando su misión fundacional de vínculo entre Sóller y Pama a atracción turística más importante de Mallorca.
De repente, unos inversores supuestamente catalanes se abatieron sobre la empresa con una Opa hostil, aquel término que se popularizó en la época de Mario Conde para controlar empresas.
Parecía que los vagones iban a entrar en el famoso Túnel de Sóller pero, hasta donde se puede establecer en el proceloso mundo de los negocios, el tren de Sóller no va a Barcelona.
Por mucho que la oferta se haya perfumado con la espuma de Raventós, el énfasis de los compradores en la reventa de acciones sugiere que su pretensión no era mantener el ferrocarril, sino venderlo a terceros. O a cuartos.
Si quieren disfrutar de Mallorca, siempre pueden comprarse un chalé en vez de un tren.
La gente con ideas ha hecho más daño a estas islas que los siempre pasivos mallorquines.




