Carceller ya está (por fin) en la calle

Valencia

Las placas de rotulación de calles aprobadas hace un año por el Ayuntamiento de València ya empiezan a hacerse más visibles, sobre todo en los barrios de nueva planta que están proliferando a lo largo del Bulevar Sur. Estas nuevas placas rotuladoras fueron rediseñadas bajo criterios estéticos, primando en ellas la imagen corporativa del consistorio y la legibilidad del rótulo sobre cualquier otro aspecto. Y en eso, todo sea dicho, han mejorado. Pero hace más de 200 años que la toponimia urbana dejó de ser funcional y pasó a ser conmemorativa y por tanto, una de las cuestiones más importantes que debería resolver es el quién y el porqué, es decir, su función divulgativa. Y en ese sentido los nuevos rótulos no aportan nada nuevo ni se diferencian de sus monótonos predecesores.

Una de estas vías recientemente urbanizadas, en concreto la que bordea por su flanco occidental el flamante parque de Malilla, ha sido dedicada al prolífico y malogrado escritor y editor Vicent Miguel Carceller. Su placa, de nuevo cuño, resume su biografía con un escueto: “Periodista”. Tan breve que no solo no hace justicia a la dilatada vida y obra de Carceller, sino que además puede inducir a error al viandante curioso que se acerca por primera vez a la figura de este personaje fundamental de nuestra cultura popular.

Carceller fue fusilado por el gobierno franquista en 1940 acusado de “insultar de la manera más baja, soez y grosera a las más altas personalidades de la España Nacional, a la Iglesia y al Glorioso Movimiento Nacional” desde su semanario La Traca. Carceller había nacido 50 años antes en Valencia, ciudad donde llevó a cabo toda su actividad cultural y empresarial. A parte de La Traca, el semanario de sátira política más exitoso del primer tercio del siglo XX, editó revistas como El Cuento del Dumenche y El Fallero. Escribió sainetes, promovió el teatro popular en recintos como el “Nostre Teatre” y gestionó el cine Metropol. Fue también promotor de una nueva zona residencial en Paterna que publicitaba en sus revistas como “La Cañá” (La Cañada). Allí se construyó un chalet cuya entrada estaba flanqueada por dos barracas, la reproducción en cartón piedra de la Lonja de la Seda y el Miguelete y como remate el famoso Nano de la calle En Llop.

La anécdota del Nano resume a la perfección la personalidad de este valenciano único, blasquista y valencianista, que supo como nadie reflejar en sus publicaciones la sátira política y erótica valenciana, de un marcado carácter antifascista y anticlerical que finalmente le costó la vida. Una vida difícil de resumir en un artículo de 500 palabras y más si cabe en una placa conmemorativa, pero que, cuanto menos, debería aportar el lugar y las fechas de nacimiento y muerte, su dedicación principal y la obra o hecho por el que ha pasado a la historia. Datos básicos que nos sitúan al personaje en su época, sus hitos en contexto y en última instancia refrescan nuestra memoria común.

Así sería, por ejemplo, una placa divulgativa:

VICENT MIGUEL CARCELLER

(València, 1890-1940). Escriptor, periodista i editor. Fundador de la revista satírica La Traca.