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Ólvega celebra durante seis días sus fiestas patronales en honor al Santísimo Cristo de la Cruz a cuestas

Desde el viernes 13 al miércoles 18, unos días de celebración con un programa variado

Ólvega / Cadena Ser

Soria

La localidad soriana de Ólvega celebra del 13 al 18 de septiembre sus tradicionales fiestas en honor al Santísimo Cristo de la Cruz a Cuestas, con un completo programa de actos y actividades que reúne a las distintas generaciones de olvegueños y visitantes para inundar el pueblo de emoción.

Ólvega nace en el siglo V con un puñado de hispanorromanos huidos de la cercana Augustóbriga, hoy Muro, asolada trágicamente por el fuego a manos de las primeras hordas bárbaras de vándalos y alanos. Ante la inseguridad y el peligro, esta ciudad quedó abandonada y olvidada durante siglos. Sus gentes se dispersaron por los alrededores en busca de un lugar seguro. Es en ese momento cuando piensan en Ólvega, que está lo suficientemente apartada (unos 6 kilómetros) de Augustóbriga y de la calzada romana, y a la vez cercana para no dejar de beneficiarse de la riqueza cerealista de aquellas campiñas y del laboreo de mineral de hierro.

En los primeros tiempos, este primitivo asentamiento ocupó la pequeña acrópolis de los alrededores de la ermita de Los Mártires, más fácil de ser defendida.

Así mismo, es muy probable que los núcleos que sustituyeron a Augustóbriga tuvieran pequeñas comunidades cristianas, evangelizadas desde la cercana ciudad de Turiaso (localidad predecesora de Tarazona), sede episcopal en ese siglo.

Hoy, Ólvega ha evolucionado mucho. Su superficie geográfica es de 99 km2, es decir, 7.553 hectáreas y una población de casi 4.000 habitantes. Se presenta como un municipio tranquilo y atrayente, donde se encuentra prosperidad, sosiego, ambiente moderno y bellos paisajes con pequeñas fuentes de buenas aguas que abundan en sus campos. Un lugar ideal para el disfrute y el descanso estival.

Sin duda, lo que más destaca de esta localidad soriana es su entorno. El imponente Moncayo guarda el pueblo y permite a los ciudadanos recorrer sus rutas y llegar a la ansiada cumbre. De hecho, se dice que Ólvega es “la niña del Moncayo”. Las sierras del Madero y de Toranzo completan el paisaje.

Los amantes del senderismo pueden disfrutar de otras rutas: la ruta de Bécquer, la de Campisarrado, la de los Fósiles, la del Viento, la de los Encinares y la ruta de Los Siete Infantes. Otro recorrido muy especial es la conocida ruta Verde. En ella, los caminantes se adentran en la sierra del Madero, llena de vida silvestre, hasta llegar a una de las joyas de Ólvega: la mina Petra. Una vez allí, se puede conocer la historia que guarda: un yacimiento de oligisto, hoy convertido en una piscina natural de agua esmeralda.

Pero no solo esto. Ólvega cuenta con otras atracciones.

Cerca de la mina Petra se encuentra la ermita de la Virgen de Olmacedo (patrona del pueblo). Un lugar clave para las tradiciones olvegueñas. Por su historia y arquitectura resulta interesante esta ermita de tipo rural, a pesar de que en sus materiales predomina la mampostería. Tiene la particularidad de ser el último templo románico levantado en la provincia de Soria, cuando ya el gusto por el recién estrenado gótico dominaba en todas partes.

Partiendo de la calle Mayor se encuentra la ermita de los Mártires, en la calle que lleva el mismo nombre. Se trata de un templo muy vinculado a la historia y a los destinos de la pequeña aldea que fue Ólvega en la época medieval. En esta leve prominencia del lugar debió existir una pequeña iglesia, y en su derredor se apiñaron las casas de los moradores de aquel pequeño poblado del medievo. La ermita actual hay que fecharla en el final del siglo XIII, es el edificio más antiguo del casco urbano, y conserva su traza primitiva casi en su totalidad.

En el valle de Araviana se sitúa la ermita de San Bartolomé. Aquí existió un pequeño poblado llamado Culdegallinas, cuyo nombre figura históricamente en el siglo XIII.

No resta rendir una obligada visita a la ermita de San Marcos, a la que se llega siguiendo la carretera dirección Soria. El lugar de su ubicación es tranquilo y solitario, bucólico y ascético.

La ermita de San Roque (Co-patrón de Ólvega) está ubicada en un parque cuidado y delicioso, que sirvió en tiempos de epidemias como lazareto, al estar situada fuera del pueblo.

Al llegar a la villa llama la atención la torre almenada de la iglesia parroquial Santa María La Mayor. Es el edificio de mayor presencia artística del pueblo. Su fábrica sigue la traza de las iglesias del siglo XVI, pero no toda ella es de la misma época. En 1990 fue restaurada a fondo.

Otra de las joyas artísticas que no hay que perderse se encuentra en la plaza de La Picota, en una pequeña casa que antes daba cobijo a uno de los oficios más ancestrales, el de zapatero, y que ahora acoge una muestra antropológica de más de 7.000 piezas. Es el Museo Antropológico de José Escribano.

A finales del siglo XIX, tras finalizar la cosecha, se celebraba en Ólvega la fiesta del Santísimo Cristo de la Cruz a Cuestas. Era un festejo de “acción de gracias”. Unos días después se tenía por costumbre realizar la “allegada”. Este acto consistía en recoger donativos y trigo en caballos engalanados, conducidos por el Ayuntamiento, mayordomos de la Vera Cruz, alguaciles y guardias del municipio.

Se desconoce la fecha en que estas fiestas tuvieron carácter patronal, pero la esencia ha perdurado hasta nuestros días: actos religiosos, volteo de campanas, toros, terrizos, buen humor y alegría en cualquier rincón de la villa.

El día 13 es la víspera de la fiesta. Comienza con la coronación de las Damas de Fiestas y el tradicional pregón pronunciado por las asociaciones AMPA, APA, API. A continuación el conocido desfile de peñas con la charanga “La Toscaina”.

Adentrados en la mañana del día 14, tiene lugar la procesión, acompañada de la Banda de Música, y la solemne Misa Mayor en honor al patrón de las fiestas. Por la tarde y durante el resto de las jornadas festivas, tienen lugar exposiciones, espectáculos taurinos: rejones, lidia, recortadores, el día de los Quintos…Las actividades continúan con los encierros vespertinos, bailes, charanga, verbena y terrizos abiertos a todo el mundo donde se disfruta de buen vino y ambiente festivo.

Otros actos de gran importancia son el Homenaje a los Mayores en la Plaza de España (el domingo 15 de septiembre), la imposición del pañuelo de fiestas a los niños nacidos en el año 2018 y otras actividades diversas: dianas, espectáculos musicales, juegos populares… Para los más pequeños también hay una larga lista de ejercicios de ocio: cucañas, gran parque infantil, encierro chiqui, disco móvil infantil, fiesta de la espuma… Unas fiestas para los jóvenes y niños pero también organizadas con especial detalle para que los más mayores vivan días magníficos.

Las fiestas patronales terminan el día 18 con la popular comida de Hermandad, donde todo el pueblo se reúne para disfrutar el tradicional menú (alubias y rabo de toro) y así poner punto y final a los días más especiales del año, en los que Ólvega está más viva que nunca.

El papel fundamental de estos días lo tienen los Quintos. Ellos son los encargados de animar el pueblo las 24 horas del día y ayudar en la organización de cada acto. También tienen el cometido de cargar las cazuelas y repartir la comida popular a cada olvegueño. En este día reciben su merecido homenaje, en el que el pueblo se pone en pie una vez finalizada la comida y aplaude su labor durante estos seis intensos días.

El adiós definitivo a las fiestas se realiza a media noche con bengalas. La Plaza de España es una compacta estrella luminosa, en la que todos los vecinos y forasteros entrelazando sus manos entonan el “Pobre de mí”.

 

 
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