Los Monegros rebrotan dos meses después del incendio

Perdiguera

Constantino Escuer es un agricultor y naturalista de Perdiguera. Fernando González, fotógrafo de Leciñena. Ambos acompañan a Miguel Mena (A Vivir Aragón) en este recorrido por el área quemada en el mes de julio. Hoy recuerdan que un quad fue el origen del fuego. "Se quemó aquí, en la orilla del camino, justo al lado de un barbecho donde, si lo hubieran metido, no habría pasado nada", explican.

La negligencia se unió a temperaturas de 42 grados, viento de 40 kilómetros por hora y una humedad del 20 %. El hijo de Constantino fue movilizado como retén de forestales. Después avisó a su padre: "Papá engancha el tractor y una máquina y sube echando leches que esto es tremendo, me dijo.  Al llegar aquí nos dimos cuenta de la dimensión del desastre", recuerda Constantino.

Ampliar

Dos meses después, guían a Miguel Mena hacia el camino de Pallaranco. Allí se aprecia la frontera entre la vida y la muerte. "A un lado vemos todo quemado, todo muerto. Al otro, el verde y la vida. Se sabía que si el incendio se pasaba de un lado a otro por la noche, iba a ser un desastre. Hicieron un inmenso trabajo para contenerlo y se consiguió. Fue un trabajo ímprobo de las brigadas forestales"

Ahora, camino del otoño, rebrota la vida. " Esto es una coscoja", señala Escuer. "Está todo quemado, esqueletizado, abrasado, pero vemos que de la base están saliendo brotes. Además, con mucha altura, con mucha fortaleza". El matorral crecerá pronto. Sin duda los árboles tardarán más en recuperarse. "Si el otoño y el invierno son lluviosos, las zonas de monte bajo se recuperarán más pronto que tarde. Lo que tardará mucho es el bosque de pino, sabina, quejigo". Y lo que quedará por ver es qué pasará con los aterrazamientos que miran a la ermita de Magallón y que se reforestó ya en los años 80, aunque, recordamos, los Monegros es zona de supervivientes.