Sociedad

Retrato del Alcalde de Los Alcázares, dos semanas después

El alcalde de Los Alcázares, Mario Cervera, con la ministra de Defensa, Martgarita Robles, en el municipio costero / AYUNTAMIENTO DE LOS ALCÁZARES EUROPA PRESS

Murcia

El alcalde de Los Alcázares, Mario Cervera, tiene sólo 30 años. Es el alcalde más joven de la Región y ya ha visto su pueblo inundado dos veces. Esta noche hará dos semanas de la noche más difícil de su vida. De los días más difíciles de su vida.

No le conozco personalmente, ni estuve a su lado la noche en que el agua asoló su pueblo, pero este relato está cosido con pequeñas historias que me han contado otras personas que si lo estaban.

Esto es lo que me han contado. 

Por ejemplo, que el alcalde pasó gran parte de la noche en el centro de seguridad de Los Alcázares y al teléfono: "Todo el pueblo tiene su móvil y, aparte de llamar al 112 le llamaban a él personalmente", dice un compañero.

"Si alguno de la zona cero no había llamado, nos pedía que le llamáramos nosotros", añade. "¡Localiza a Manolo y a su mujer, que no han dado señales de vida", ordenaba a sus concejales.

"Hasta que no le decíamos que estaba bien", señala, "no se quedaba tranquilo". Esos mismos vecinos habían sufrido inundaciones muy graves solo hacía dos años y, aseguran muchos vecinos de la plataforma de afectados, el alcalde "los tiene perfectamente identificados a todos con nombres y apellidos" porque él fue, también, uno de los afectados.

A muchos vecinos que le llamaban a su móvil les cogía el teléfono con una calma tensa. Un voluntario de Protección civil me cuenta que "a todos les decía más o menos lo mismo". La misma frase repetida una y otra vez era más o menos ésta: "mantén la calma y sube a la terraza mientras llegan las emergencias".

En alguna ocasión le oyeron gritando con mucha energía: "¡Te he dicho que te subas arriba, no intentes salir, es muy peligroso. Espera al camión".

"Estuvo más de 50 horas sin pegar ojo", me dice uno de sus compañeros en la noche, "y sin cambiarse de ropa". No había tiempo para pensar en el cuartel general de la resistencia contra el agua. 

Uno de sus amigos me cuenta que "fue terrible ver llegar a los evacuados al centro de seguridad. LLegaba la gente descalza, incluso desnuda, llenos de barro y agua. Llegaban familias enteras con niños y gente mayor que habían salido de sus casas con lo puesto".

El alcalde y sus concejales los recibían "casi uno a uno" pero "no había tiempo para hablar con ellos como hubiéramos querido", reflexiona uno de sus concejales. "Solo cabía un gesto de afecto: quizás un abrazo o una palmada en la espalda", añade.

La prioridad era que estuvieran secos pero era un tropel de gente que llegaba "asustada y desesperada", cuentan los que estaban allí.

Casi todos conocidos, en un pueblo como Los Alcázares, al menos, todos vecinos del municipio. "Todo el mundo estaba llorando dentro", me dice otro miembro del equipo de emergencias.

Entre ellos, la familia del propio Mario Cervera: sus padres, su abuela y su hermano gemelo fueron desalojados. "No tuvo casi tiempo de preocuparse de ellos, ese día todos los vecinos eran familia", señala uno de los miembros del equipo de gobierno.

Otra persona con la que he hablado estaba presente cuando saludó por primera vez al Presidente López Miras: rival político de su partido -el PSOE -pero aliado en esta noche de gravísima crisis. Me explica que el saludo de Miras fue "afectuoso". Se dieron la mano y el alcalde le dio las gracias por acudir al municipio.

Me han explicado que cuando el equipo que transportaba al Presidente consiguió entrar al municipio (ni siquiera podían en los vehículos especiales y se habían quedado atascados en San Javier) encontraron al alcalde en un estado de tensión increíble: "desencajado", "roto", "desbordado por el agua y con el teléfono que no paraba de sonar".

"En determinado momento, se apoyó contra una pared y se echó la mano en el pecho", dicen. "Nos asustamos", añaden. 

Durante los primeros minutos de conversación en que charlaron él y el presidente "hablaban con mucha gravedad y estaban los dos muy asustados" con la hipótesis de que hubiera muertos en varias calles inundadas donde "nadie había podido entrar todavía", ni siquiera el ejército y los bomberos.

Le contó al Presidente que varios camiones se habían quedado atrapados en el barro. El Presidente le contó que "al otro lado de la autovía -en el campo de Cartagena- había un mar de agua", como si fuera un segundo Mar menor que venía hacia allí. Eran, efectivamente, cientos de hectáreas de campos inundados y las ramblas del El Albujón y La Maraña,  entre otras, completamente desbordadas.

Al alcalde lo describen, en ese preciso instante, con esta frase: "es imposible que diera abasto a todo lo que le venía". Pasó la noche "tratando de atender todo", "pidiendo ayuda de forma desesperada a todo el que podía", cuentan, "en comunicación permanente con todo el mundo".

En algunas ocasiones, me ha explicado una persona que pasó junto a él toda la noche, paraba unos segundos para tomar aire -literalmente "respiraba muy fuerte"-  y se quedaba callado. Luego seguía adelante.

Un momento crucial de esta noche-incluso para la historia del pueblo por lo que representa el lugar- fue cuando decidió tirar el muro de la base militar de Los Alcázares porque estaba sirviendo de dique para el agua y provocando la inundación de cientos de casas.

Cuentan varios miembros de su equipo que el alcalde comprobó a través de "varios compañeros de Protección civil" que el agua se embalsaba y subía cada vez más en la llamada curva de la base. A eso se sumaron, en esos momentos, las llamadas de decenas de vecinos de la zona.

Cuando subía el agua más de un metro, alguien que estaba a su lado me explica que "llamó él personalmente a la base militar.  El interlocutor era el propio Coronel al mando y fue a él a quien le explicó que era necesario derribar el muro. Así fue la conversación:

-Mire mi Coronel, el muro de la base es un problema ahora mismo. Se va a producir una inundación si no lo derriba. la vida de mis vecinos está en peligro. 

-(no escuchamos lo que dice el coronel pero la respuesta es muy breve)

-No. Vamos nosotros ahora mismo para allá y lo derribamos.

La actitud del jefe de la base fue de completa colaboración. "Menos mal", asegura el entorno de Cervera.  Minutos después, siempre según el relato de una de las fuentes consultadas para este reportaje, "tiraron abajo el muro con la pala de una empresa de grúas y vehículos pesados que había acudido al municipio".

Y ahí está el muro derribado como testigo mudo de esta historia que sucedió en minutos. Probablemente, coincide todo el mundo, esta decisión evitó males mayores.  

Por último, otro de los momentos más intensos ocurrió pasada la noche de las lluvias. Me dicen que describe muy bien la actitud del Alcalde que "se mantuvo firme aunque no podía ocultar que estaba psicológicamente hundido por lo que estaba ocurriendo"

Es el momento en que el Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, visita el municipio tras sobrevolarlo en helicóptero. Cervera se rompe tan solo transcurridos unos segundos al frente al jefe del ejecutivo nacional. Abre los brazos y dice: "Presidente llevo solo tres meses en el cargo. Ya has visto como está esto. Ayudadnos". Varios testigos de la escena aseguran que el propio Sánchez estaba visiblemente emocionado.

Javier Ruiz Martínez

Javier Ruiz Martínez

Redactor de temas de sociedad, ciencia e innovación en la SER. Trabajo en el mejor trabajo del mundo:...

 
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