Arranca el sueño del top 8

Valencia

Tras proclamarse campeón de la Eurocup 2019, Valencia Basket regresa a la máxima competición continental. Será, sin lugar a dudas, la Euroliga más dura y compleja de la historia. La ampliación de dieciséis a dieciocho equipos aprieta el calendario y obliga a las franquicias a contar con un profundísimo fondo de armario. 

Es el caso de conjunto taronja. Jaume Ponsarnau dispone de un roster formado por catorce jugadores, una plantilla larga que se ha fijado como objetivo tratar de finalizar la primera fase entre los ocho primeros. Conseguirlo -siempre que lo haga clasificándose por delante de Alba Berlín- permitiría a Valencia Basket volver a hacerse un hueco entre los grandes el próximo año. 

Chechu Mulero ha cerrado un total de cinco nuevas incorporaciones con respecto a la pasada campaña. Quino Colom, un base-combo con capacidad para hacer el dos, Vanja Marinkovic, implacable tirador serbio todavía en formación, Jordan Loyd, jugador de perímetro que viene de ser campeón NBA con los Raptors, Brock Motum, un cuatro para jugar abierto y con buen tiro de media distancia experimentado en Euroliga y Maurice Ndour, ala-pivot que aportará músculo, rebote e intimidación a la defensa en Hermanos Maristas. 

Los otros nueve integrantes de la plantilla ya formaban la base del equipo campeón Eurocup (Van Rossom, Vives, Abalde, Sastre, San Emeterio, Doornekamp, Labeyrie, Tobey y Dubi) hace cinco meses. A pesar de contar con uno de los presupuestos más bajos de la competición, la ilusión, el talento y la experiencia de la que dispone Ponsarnau convierten a Valencia Basket en una alternativa al poder establecido. Como dijo hace unos días Mulero en Radio Valencia Cadena SER, tampoco parecía posible que el equipo ganara la Liga ACB. Y la ganó.