Joker, la rebelión del individuo ante el sistema
Las películas, en primer lugar, son cine, pero este, a su vez, resulta un espejo del mundo y del tiempo en que se gesta. Joker, que hoy se estrena comercialmente a nivel internacional, responde a esa idea y nos habla del momento que habitamos.
Su presentación tuvo lugar en la Mostra de Venecia, que le otorgó su máximo galardón, el León de Oro a mejor película, en un palmarés que funcionó casi como manifiesto político de cierta manera de entender la realidad contemporánea. En España, la premier ha sido en el Festival de San Sebastián que la ofreció como “película sorpresa” en su última jornada, recuperando así una antigua tradición del certamen que fue recibida con entusiasmo.
El director, coguionista y productor de la cinta es Todd Phillips (responsable de la trilogía Resacón en Las Vegas, protagonizada por Bradley Cooper, coproductor ahora de este nuevo proyecto). El realizador ha optado por presentarnos la figura del villano protagonista apartándola de la línea de la franquicia convencional de superhéroes, para situarla en el cine de lo real, ese que surgió en los años setenta con el Nuevo Hollywood. El primer detalle que nos ubica en esta dirección es el logo de Warner Bros con el que comienza Jocker, el diseñado por el maestro Saul Bass en 1972, utilizado también por Ben Affleck en Argo o por Steven Soderbergh en Magic Mike. Un punto de partida que es toda una declaración de intenciones y sitúa ya a esta producción como una rareza. A partir de ahí, asistimos a la reinvención del personaje protagonista, en su versión más profunda y controvertida, encarnado por un magistral Joaquin Phoenix, cuya interpretación desgarradora, de desbordante gestualidad, se mueve entre la melancolía, el patetismo, y es casi performática, ofreciendo una continua transformación que agiliza la puesta en escena. Su deslumbrante trabajo actoral merece que logre, por fin, un Premio Oscar, al que ha estado nominado en tres ocasiones: Gladiator, En la cuerda floja, y The Master.
En cuanto a la narración no desvelaremos nada y, además, poco importa, aunque podemos pensar este filme como una relectura siglo XXI de Taxi Driver, de Martin Scorsese, la rebelión del individuo ante el sistema.
Joker nace como una obra rompedora y de culto, que se erige en retrato de una masa anticapitalista cercana al levantamiento, y que contiene también una defensa por la dignidad de las personas con enfermedad mental.