Buenas intenciones pero poco realistas

Valencia

Pere Fuset demuestra sensibilidad proponiendo la limitación del espacio para el suministro y consumo de alcohol en Fallas. Ese agradecer, pero creo sinceramente que va a servir de poco porque resulta difícil de controlar, a no ser que se blinden las calles de policías.

Pero como no se trata de convertir a València en un ciudad en estado de sitio, convendrán conmigo que el problema hay que abordarlo desde otra perspectiva. Y eso tiene que ver con la cultura, aquella que asocia la fiesta al consumo de alcohol.

Entiendo que vecinos, comerciantes, hosteleros se quejen del botellón, Pero creo que después de saber que 3 de cada 4 jóvenes valencianos consumen alcohol con frecuencia, es necesario elevar la mirada, no plantear este tema en términos de molestias, sino ir más allá y afrontarlo como un problema social, educativo, incluso de salud.