Un rayo de esperanza entre la despoblación
En San Martín de Boniches ha nacido un bebé por primera vez en 20 años, y en Gascueña han conseguido atraer a familias jóvenes, y la población infantil roza el 10% de sus 180 habitantes
Cuenca
Uno de los pueblos que se suma a los paros por la España Vaciada es la localidad de Gascueña. En una de las comarcas más envejecidas y despobladas de Castilla-La Mancha, la Alcarria Conquense, esta localidad que no llega a los 200 habitantes ha conseguido atraer familias jóvenes.
De hecho, casi un diez por ciento de la población de Gascueña son niños, algo que convierte al pueblo en algo excepcional en su entorno. La alcaldesa, María del Rosal Martínez, ha subrayado que comenzaron hace más de una década a realizar acciones contra la pérdida de habitantes, y para intentar recuperar a aquellos que se habían ido.
Una de las primeras actuaciones fue recuperar las casas cuartel del pueblo y ofrecerlas en alquiler, a precios muy asequibles, a familias jóvenes. Esto facilita también la creación de tejido económico en el propio pueblo.
Pero más allá de las acciones que puedan abordar los ayuntamientos, Martínez demanda una acción real del resto de administraciones. Ha subrayado que se ha hablado mucho de despoblación en los últimos tiempos y hay mucho planificado, pero es necesario empezar a ejecutar medidas de manera “urgente”.
En este sentido, ha abogado por medidas de discriminación positiva para los territorios más castigados, o medidas fiscales. Ha subrayado que existen muchas oportunidades en el medio rural que hay que sacar a luz.
En Gascueña este viernes han repicado las campanas a mediodía, para apoyar esta concentración pero también para recordar que sus habitantes están orgullosos de vivir allí, y no quieren dejar su pueblo.
Un bebé después de 20 años
En San Martín de Boniches, un pueblo de la Sierra Baja de Cuenca, ha nacido un niño después de 20 años sin registrar nacimientos.
La localidad tiene en invierno 25 habitantes, con una población muy envejecida. El pueblo tiene un bar que regenta el propio alcalde. Es de su hijo pero lo mantiene abierto para que los vecinos tengan un lugar de encuentro. No hay tiendas, dos veces en semana acuden comerciantes ambulantes que les suministran.
El niño se llama Eric y se ha convertido en todo un símbolo de la lucha contra la despoblación. Sus padres trabajan en un pueblo cercano, en Cañete. El alcalde, Julián Ruiz, se ha propuesto ayudar dentro de las posibilidades del ayuntamiento a esta familia. Se les dará una aportación mensual de 60€.
Los vecinos sueñan con atraer a gente joven que puedan dar más niños al pueblo. Pero es difícil, son 25 habitantes y las previsiones no son nada halagüeñas.