"Salvemos el planeta"
No es el planeta el que está en peligro, somos nosotros, como especie, los que quizás no seamos capaces de sobrevivir a los cambios que estamos ayudando a producir

Firma Mario Ocaña "Salvemos el Planeta"
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Algeciras
El interés de la ciudadanía y, especialmente, el de los sectores más jóvenes de la población de los países desarrollados, viene manteniendo una presión constante sobre los gobiernos exigiéndoles un mayor interés y mayores inversiones en la defensa, protección y conservación del medio ambiente.
Ellos, que son el futuro, contemplan con perspectiva los errores cometidos por las generaciones que les han precedido en lo tocante a los efectos que la industrialización y la deforestación descontrolada, el consumo abusivo de recursos, el uso de combustibles fósiles y un largo etcétera que nos han conducido al momento presente caracterizado por altos índices de contaminación, mares y océanos plagados de plásticos, aumento de las temperaturas medias y de los niveles de mares y océanos, por citar algunos casos.
Me parece magnífica su actitud ante la realidad de los hechos aunque hay una cosa que no comparto. Es su lema: “Salvemos el planeta”. Esta frase, que suena bien como eslogan, no responde, desde mi punto de vista, a la realidad. Nuestro planeta es mucho más poderoso de lo que nos imaginamos: desplaza gigantescas placas, sobre las que se sitúan los continentes, dando lugar a la formación de cordilleras; genera movimientos tectónicos, fenómenos de vulcanismo y movimientos sismicos que a lo largo de millones de años han ido dando lugar al planeta que conocemos. El clima ha cambiado tanto como tantas son las eras geológicas que han catalogado los científicos. Donde ahora existen desiertos antes hubo selvas tropicales y los fondos marinos de eras geológicas pasadas se encuentran ahora en las cimas de los Alpes.
No es el planeta el que está en peligro. Somos nosotros, como especie, los que quizás no seamos capaces de sobrevivir a los cambios que estamos ayudando a producir. Si el calentamiento térmico no se frena y las temperaturas siguen aumentando de manera global, la desertización, la falta de tierras fértiles y la sequía impactarán sobre la agricultura, afectando directamente a la población humana que anda ahora en torno a los siete mil millones de habitantes. El planeta puede seguir vivo sin nosotros, pero no al revés. Por eso debemos pensar que si queremos seguir habitando en este planeta azul, y no seguir el mismo camino que los dinosaurios del Jurásico, deberíamos pensar más en nosotros mismos y en la protección del entorno natural en que vivimos para legarlo, lo menos dañado posible, a las generaciones futuras.




