Política
El Expositor

Otoñeando, sin ganas

Crónica política de la semana

Moreno Bonilla, Casado y Fernández de Moya / VIVA Jaén

Úbeda

Los cielos se poblarán de nubes cuando el otoño logre, al fin, expulsar al rezagado verano, como la Guardia Civil, el día de la Hispanidad, ante un beaterío que gritaba ‘¡Libertad de culto!’, a las puertas de una basílica del Valle de los Caídos, clausurada por orden gubernamental, hasta que se consume el traslado de los restos de Franco. Aún no toca, no. Resignación y rezo.

Así, quería decir, San Lucas arrancaba con la bata de cola del veranillo de San Miguel mientras en la Audiencia Provincial de Jaén se dirimía nuestro particular ‘procés’, el de la autodeterminación del cloro como elemento de corrupción política (o no): los recursos del caso Matinsreg en una sala presidida por el inefable Pío Aguirre Zamorano (Sección Segunda). José Enrique Fernández de Moya y Miguel Ángel García Anguita, el viernes, abandonaban, a su pesar, la militancia del PP tras ratificarse en la Audiencia el procesamiento de ambos, y de otras 7 personas más, en el marco de la instrucción/investigación del caso Matinsreg, y al rechazarse todos los recursos interpuestos (“Acuerdo denegar el sobreseimiento de las presentes actuaciones respecto de D. José Enrique Fernández de Moya Romero, solicitado mediante escrito presentado por la Procuradora Sra. Carazo Calatayud).

Precisamente, en los reparos públicos que la defensa de Fernández de Moya hace al auto, a través de un comunicado, expone (punto 3): “Olvida el auto que el señor Fernández de Moya, en materia de contratación, tenía delegada sus competencias, que no materializó la contratación por emergencia ni hizo acto alguna con referencia a la misma, ya que las órdenes de trabajo las dieron otros, alguno que curiosamente no ha sido llamado ni como testigo”. ¿Quién es el destinatario del dardo? No es otro que Cuqui, el díscolo heredero de un legado envenenado. Donde las dan, las toman.

Apenas unas horas antes del anuncio del auto, el lunes, el ex alcalde Márquez renunciaba a su acta de concejal, como insistentemente se rumoreó tras el 15 de junio. Repetir el ´10-N’ como primer candidato del PP al Senado le costaba a Cuqui salir del consistorio por la puerta de atrás, amparándose en el precepto de la “no acaparación de cargos”, en velada alusión al presi Requena. Es el tiempo, desde luego, de Reyes Chamorro, de estrechar su vínculo con Maribel Lozano, la delegada plenipotenciaria del morenobonillismo en Jaén, y de convertirse en su profeta en el Ayuntamiento. Salvo que, eso sí, las urgencias judiciales del PP de Jaén aconsejeran un portavoz consistorial de reputada solvencia como penalista.

Ahí aparecería Carazo, el otro Javier, el ‘2’ de Cuqui, el alcaldable que pudiera ser algún día. Contra eso, evidentemente, nada puede hacer el presidente provincial del partido, JDR, Juan Diego Requena, porque en el grupo municipal, todavía (?), ni pincha ni corta. Lidera JDR a la cámara baja, a condición de que Génova 13 haga con él una excepción estatutaria y pueda compatibilizar el escaño con la presidencia del PP de Jaén, aunque si los resultados electorales vinieran mal dados y los populares volvieran a obtener sólo un diputado (es decir, que la marca en Jaén no terminara de despegar, de nuevo), ¿no sería estratégicamente plausible, razonable, temido o deseable, exigir a JDR que deje la presidencia, a la mayor gloria del morenobonillismo? Para dar lozanía al PP, en Jaén, Juanma hace tiempo que pensó en Maribel.

La reválida de Requena, por lo tanto, peliaguda y pendenciera, se produce en el contexto de un envite electoral donde JDR vuelve a jugarse los cuartos, a cara de perro, contra Miguel Moreno, su gran rival interno en el Partido Popular jiennense hasta que el alcalde de Porcuna tomó las de Villadiego, camino de Ciudadanos. Moreno dirige la campaña de Cs en Jaén, priorizando la conservación del escaño que correspondió a su leal Marian Adán, el pasado 28 de abril. El factótum Fran Hervías (ayer, de feria por Jaén, Santa Cena a mediodía) avala su hoja de ruta. Como ya ocurriera en el proceso congresual del PP de Jaén, la consecución del objetivo por parte de uno haría añicos el sueño del otro. Mis mieles a costa de tus hieles.

A pocas manzanas, también a principios de la pasada semana, Pedro Sánchez, en modo precampaña, compartía, en el HO, un almuerzo con motivo del centenario de la agrupación provincial del PSOE. Los sanchistas de la primera hora, apesadumbrados, lamentaban su arrinconamiento, fuera del protocolo oficial. Es cierto, nunca pesaron mucho por estos pagos. Ni siquiera alcanzaron la triste gloria de ver a uno de ellos al frente de la Subdelegación del Gobierno. Pesaba mucho más, al otro lado de las consideraciones sentimentales, el granero de votos que aporta, por cuanto lo controla con la meticulosidad de un relojero suizo, el baroncito Paco Reyes. Y en los selfies del mitin de Pedro Sánchez en Jaén, a la postre (“La revolución siempre devora a sus hijos”) los sanchistas brillaron por su ausencia. Vosotros lo entenderéis. Pedrito, en el fondo, os quiere.

 
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