Las fronteras de Rita Rutkowski

Córdoba

En un día como hoy todo nos invita a hablar de Cataluña, de las elecciones, de la ‘singular’ naturaleza de nuestra clase política, de conflictos, de fronteras. Y de eso –exactamente- me gustaría hablar: de fronteras. Pero no de las que se levantan con odio sino de las que se saltan, en especial de esas que se saltan por amor.

Por ello, hoy quiero hablar de nuestra pintora más fascinante e internacional: Rita Rutkowski. Esta neoyorquina dejó Nueva York por amor y por él se vino a vivir a Córdoba al iniciarse la década de 1960, en una época en la que las mujeres no eran reconocidas por ser pintoras profesionales. No ha parado de pintar desde entonces, creando una obra coherente, profunda y comprometida con la plástica.

Las mujeres de esta ciudad que pintamos nunca podremos darle las gracias lo suficiente, durante décadas ha sido una referencia viva de esas mujeres que han construido la historia del arte sin estar en los libros editados. Las hormiguitas silenciosas. Gracias Rita por ser tan valiente, por profesional, por ser un ejemplo de riqueza cultural y humana. No se puede ser más grande ni más bonita, tanto por fuera como por dentro.

Octubre es su mes. Pueden ver una de sus pinturas en el estudio de arquitectura AMASCÉ donde, además, mañana habrá un encuentro sobre su obra. El cine, uno de sus mejores amigos, la tendrá el día veinte en el Centro de Recepción de Visitantes y el veintinueve en su amada Filmoteca, para terminar el último día del mes hablando con ella, sobre ella, en la República de las Letras.

Así que vivan las fronteras, pero esas fronteras de plastilina, que el amor y el arte se saltan a la torera.