La sentencia

León

Algunos llevábamos un tiempo diciéndolo, pero ahora lo confirma la cátedra del Tribunal Supremo : el prusés era una broma, un señuelo, una guasa ideada por unos sediciosos antes rebeldes sin causa. Y hay que reconocer que las penas adjudicadas a estos cachondos indepes, de entre 9 y 13 años, son una inocentada de cojones. Porque trece años por una gansada como esta de la independencia es un poco fuerte. Como si Marchena hubiera entrado al trapo de las risas , y hubiera dicho : aguántame el cubata, que nos vamos a partir la caja.

Y les ha colocado un tráiler de talego a los del humor simbólico, pero que no eh, que en unos meses estarán otra vez en las calles y en las teles petándolo de nuevo, mientras gritan lo volveremos a hacer y la gente se mea de la risa entre esteladas al viento y alguna hostia de los mosus, que son también de broma y duelen menos.

Luego ya se sabe que hay gente muy siesa, sin ningún sentido del humor, que enseguida se enfada por todo. Y el club de fans del Flequillete belga se ha quejado amargamente de estas chanzas de su señoría, al que no le han visto la gracia por ningún lado. Bueno, bueno, si son cosas de niños, o como diría el gran Gila, si no sabe aguantar una broma, váyase del pueblo.

De modo que ahí seguimos, entre risas y carcajadas, llenando horas y horas de radio y televisión. kilómetros y kilómetros de papel prensa, mientras ante nuestros ojos pasan los salarios de miseria, los alquileres imposibles, los pueblos sin médicos y los guajes sin maestro, porque la chirigota de la patria, de cualquier patria, tiene este poder milagroso de convertir Mordor en el jardín del Edén y al hermano catalán en enemigo. Y así avanza la comedia , que no puedo dejar de llorar . Se me habrá metido algo en el ojo