El misterio de la aparición de cruces luminosas en distintos puntos de la Alcarria
¿Fenómenos meteorológicos o de origen divino? ¿Qué significado tienen? ¿Por qué existen testimonios de la aparición de cruces luminosas en momentos y lugares concretos?
Cuenca
A veces ocurren sucesos que muchos los identifican y atribuyen a fenómenos meteorológicos totalmente probados y estudiados, pero que para otros se trataría de prodigios de origen divino, ya que donde se han manifestado siempre ha ocurrido un milagro, han traído la abundancia en épocas de escasez o han acompañado a fieles devotos en su partida. Son sucesos que nos encontramos desde tiempos remotos y en diferentes partes del mundo. En este programa de Misterios conquenses, que coordinan Sheila Gutiérrez y Miguel Linares y que emitimos cada martes en Hoy por Hoy Cuenca, nos centraremos en los casos ocurridos y documentados en Guadalajara, Buendía (Cuenca) y Alcalá de Henares (Madrid), todos en la comarca de la Alcarria. Cruces en el cielo que han ayudado a ganar batallas y hacer posibles reconquistas; casos de apariciones del símbolo sagrado documentados por la Santa Inquisición; cruces que aparecen y desparecen una vez terminada su misión, la de querer decirnos que la fe es algo necesario, en nuestras vidas y en nuestra muerte.
El misterio de la aparición de cruces luminosas en distintos puntos de la Alcarria
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El suceso que traemos hoy lo conocemos a través de Ángel Arroyo, un gran divulgador y amante del misterio, una información extraída de la página Guadalajara Misteriosa. Se trataba de una historia ocurrida en esta ciudad en el año 1414, exactamente a un 18 de marzo: la aparición de una extraña cruz en el cielo.
A modo de recordatorio diremos que algo parecido ocurrió en Buendía en marzo de 1955. En el camino de Villalba del Rey se encontraba una cruz de madera a la que todo el mundo la llamaba la Cruz del Calvario. Era un lugar donde la gente iba a rezar, a pedir por sus enfermos. En unos informes sobre casos y procesos realizados por la Santa Inquisición se narran los testimonios de unas mujeres que estaban realizando sus oraciones y de cómo un día de los muchos otros que habían acudido a rezar algo llamó su atención. Se percataron de que algo ocurría en el cielo, era como un destello. Un destello que más tarde se convirtió en algo muy definido. Lo describieron como una luz brillante en forma de cruz y no dudaban de que aquello fuera la sagrada forma. Durante mucho tiempo uno de esos enigmas han sido las cruces de luz en el cielo.
Tenemos el ejemplo de un hecho que ocurrió cuando el emperador Constantino I el Grande legalizó el cristianismo en el Imperio Romano tras vencer en una batalla en la que, según las crónicas, vio una cruz en el cielo junto al sol que interpretó como una señal divina.Tras aquella visión, el emperador tuvo un sueño en el que volvió a ver la cruz flotando en el aire, pero con una inscripción en griego donde ponía: Εν τούτω νίκα, en latín, In hoc signo vinces, que significa “con este signo vencerás”.
En ese momento mandó pintar en los escudos de su ejército el famoso crismón o lábaro, que es una cruz compuesta por letras griegas, las iniciales de Cristo. La cruz cristiana sustituyó a las águilas imperiales de las insignias de los soldados y pasó a formar parte del estandarte de los emperadores romanos y también apareció en las monedas de la época.
Pero volvamos a la plaza Mayor de Guadalajara delante de la fachada de la ya desaparecida ermita de Santo Domingo el Viejo. Un religioso salió en procesión hacia ese templo con la petición hacia Dios de que acabara con una terrible sequía que estaba dejando sin agua a los campos. Al llegar a la plaza, se puso a predicar ante todos los vecinos de la ciudad delante de la ermita. En ese momento apareció en el cielo una extraña cruz blanca con unas ramificaciones a los lados y adornada con unas curiosas bolas. Esta cruz bajó hasta posarse sobre la cabeza del predicador e igual que se formó desapareció.
Imaginaros las caras de los que allí estaban, se miraban unos a otros buscando una explicación a lo que habían visto. Y en ese momento el cielo se cubrió de nubes y empezó a llover como si nunca lo hubiera hecho. Tanto llovió que los campos quedaron abastecidos de nuevo.
Los rumores nos cuentan que pasados cinco días desde este acontecimiento ciento veintidós judíos se convirtieron a la fe católica ya que interpretaron este suceso como una señal divina para iniciar su conversión al Cristianismo.
Tal fue el impactó del suceso que se decidió dar parte a Fernando I de Aragón a través de un correo real. El rey escribió a su confesor para que interpretara y opinara sobre la visión de la extraña cruz y de la conversión de los judíos a la fe católica. Gracias a este informe tenemos conocimiento de este suceso. Aquel hombre era Vicente Ferrer un dominico valenciano. Tras muchas averiguaciones y estudios este respondió al monarca dando una explicación mística y eucarística de la aparición, utilizando ideas del fin del mundo y del anticristo, muy comunes en los sermones de esa época.
Relatamos ahora un caso que ocurrió en Alcalá de Henares. Cuenta la historia que por el año 1085, el rey Alfonso VI encargó al arzobispo de Toledo la reconquista de la antigua Complutum que se hallaba bajo el dominio musulmán. Tras muchos intentos y vidas pérdidas se dieron cuenta de que aquello no sería posible.
Analizando la situación el arzobispo decidió realizar el ataque definitivo el día 3 de mayo del 1118.
Les recordó a sus tropas que era el aniversario de la Exaltación de la Santa Cruz, pues tal día como aquel fue encontrada por la emperatriz Santa Elena la verdadera Cruz de madera donde fuera clavado y muriera Jesucristo.
Así pues, se inició la batalla y las tropas cristianas no conseguían su objetivo. Cuando el desánimo estaba haciendo aparición en el ejército del arzobispo, apareció en lo alto del cerro sobre la fortaleza una blanca cruz que parecía guiarles hacia la victoria. Las tropas recobraron el ánimo y volvieron a la batalla, esta vez sí tomando la fortaleza. En recuerdo a este suceso el cerro, se levantó en él una ermita.
Pero volvamos a Guadalajara a un hecho que ocurrió en la muerte del Cardenal Mendoza, nacido en esta ciudad un 3 de mayo de 1428, festividad de la Santa Cruz. Fecha que le marcó desde joven ya que procesó una gran devoción hacia la cruz, un potente fervor religioso que le influenció en todas sus decisiones y actos. En su escudo cardenalicio se distingue una cruz patriarcal, como signo de su devoción.
Según las crónicas llegó a colocar personalmente la Cruz Primacial sobre la Torre de la Vela en la Alhambra de Granada el 2 de enero de 1492, culminando la reconquista y expulsión de los musulmanes de la península Ibérica. Cruz que pidió en su testamento que se custodiara para siempre en la catedral de Toledo y no saliera nunca de ella salvo para procesiones.
Fundó muchas instituciones y todas ellas bajo el nombre de la cruz: colegios, iglesias, hospitales y lo hizo en Valladolid, Sevilla, Toledo, incluso reformó la iglesia romana de la Santa Cruz de Jerusalén donde cuentan que en esa obra los obreros encontraron entre los muros una caja de plomo que guardaba la tabla que Pilatos mandó poner en lo alto de la cruz, sobre la cabeza de Jesucristo.
El Cardenal Mendoza murió en Guadalajara un 11 de enero de 1495 a los 66 años tras una enfermedad renal. Se encontraba en el palacio de los Mendoza, que lindaba con la Iglesia de Santa María, en sus últimas horas de vida, donde ya casi no le quedaba aliento y ocurrió algo excepcional. Al amanecer apareció sobre el edificio una gran cruz blanca de Jerusalén, era grande y luminosa.
El primer testigo de esta aparición fue Bernardino de Mendoza, Conde de Coruña, quien le explicó al cardenal lo que estaba ocurriendo. Los vecinos comenzaron a reunirse en los alrededores del palacio para rezar y arrodillarse
Se mandó que se hiciese una misa en la que, con un crucifijo en la mano, recibió la extremaunción. Tras dos horas de misa el cardenal falleció, momento justo en que la cruz desapareció del cielo.
Pero algo más curioso sucedió según cuenta el cronista Núñez de Castro en su Historia de la Ciudad de Guadalajara donde añade algo más a esta aparición. Narra que apenas desapareció la Cruz que se mantenía en los aires, en las losas del patio del palacio de los Mendoza apareció formada con la hierba una cruz milagrosa que no han logrado borrar ni deshacer a día de hoy.
El cardenal Mendoza fue enterrado en la catedral de Toledo y con él su historia.