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Cataluña

Comentario Carlos Prieto

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02:16

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Asturias

Atesoro asturianía por los cuatro costados. Por tanto, presumo de campechanía, de un carácter pacífico, integrador y de una visión periférica muy amplia. Sé mirar a mis adentros, a la tierra, a la mina, y también al horizonte, a la mar. Y a las estrellas que iluminan el cielo de Gijón, y a la vez el de Barcelona. Quizás por ello me cuesta mucho entender los movimientos independentistas; los afanes de unos por separarse, por dividirse, por mermar sus potenciales. Por creer que se puede ser más grande siendo el más pequeño. Les aseguro que no llego a entender las ventajas. Me cuesta, me cuesta mucho, que un catalán, un vasco o un mallorquín piensen que van a vender más productos, van a tener más clientes, van a tener más patrimonio, más recursos o más capacidad para hacer frente a cualquier contingencia separándose de una mayoría, para buscar siempre la diferencia. Qué dislate. Y con ello, no quiero negar que todos tenemos una pertenencia geográfica que imprime carácter y nos diferencia unos de otros. Pero también sé es que más lo que nos une que lo que nos separa. En las últimas horas he leído y oído buenas crónicas, visto cientos de fotografías, decenas de vídeos. ¿Y saben lo que más me ha llamado la atención? Que la mayoría de los que formaban parte de las protestas callejeras eran chavales jóvenes, muy jóvenes la mayor parte de ellos, nacidos en la democracia, ajenos al franquismo, a la represión, hijos de Cobi y de los Juegos Olímpicos; nunca reprimidos, llenos de oportunidades, hijos de una España muy amplia y diferente de la que dicen odiar. Y muchos de ellos, a buen seguro, hijos de emigrantes. Es terrible ¿Qué hemos hecho? ¿Cómo es posible de que no se den cuenta que están siendo manipulados, que todo es una gran mentira, un negocio de unos pocos. Que una Cataluña independiente estaría condenada a ser un país pobre, inmerso en grandes conflictos sociales. ¿Pero cómo podemos revertir esta situación? Porque lo que está claro es que todos hemos fracasado habiendo llegado a este punto. Y el problema es grave. Por ello, creo que es el momento de reflexionar, y de los hombres de Estado, de que el próximo día 10 comencemos una nueva era, en la que por fin tengamos un Gobierno sólido y los principales partidos alcancen pactos que sellen la unidad nacional, aborden el futuro de las pensiones y modernicen el sistema autonómico. Espero una segunda transición y eso, ya saben, requiere perdón, aceptación, cordura y altura de miras. Seguro que merecerá la pena intentarlo.

 
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