El balneario de Valdeganga, en Cuenca, donde el tiempo ha dejado paso a las ruinas
Del esplendor de los años 20 a un estado actual de abandono, este espacio junto a la carretera N-420 mantiene el romanticismo de la desolación
Cuenca
Esta vez, en el espacio Nos vamos de excursión que coordina Fernando Carretas de la empresa EcoExperience, y que emitimos los viernes en Hoy por Hoy Cuenca, vamos a visitar uno de esos espacios abandonadas que tanto misterio provocan, un lugar con mucha historia en un entorno único: el balneario de Valdeganga, en el municipio conquense de Valdetórtola.
El balneario de Valdeganga, en Cuenca, donde el tiempo ha dejado paso a las ruinas
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Para llegar debemos salir desde Cuenca por la carretera N 420, pasamos Villar de Olalla y una vez pasadas las curvas del Júcar, iremos atentos porque el balneario se encuentra en una de sus orillas. Cuando pasamos el cruce que viene a mano izquierda del pueblo de Valdeganga, a unos 29 kilómetros de Cuenca, ya veremos a mano derecha una serie de edificios antiguos. Ahí están las ruinas del balneario.
A día de hoy el balneario pertenece a la familia Ballesteros, de manera que es privado y aunque se ha hablado varias veces de rehabilitarlo, sigue en estado de abandono total y los edificios se están hundiendo en las últimas décadas.
Los baños de Valdeganga fueron construidos sobre unas antiguas termas romanas y ya funcionaban en las últimas décadas del siglo XIX, aunque este edificio se inauguró en 1920.
La gente acomodada solía acudir al balneario ya que sus aguas ferruginosas se dice que curaban las dolencias de artritis, histerismo y neurastenia, tal como especificaban los folletos de la época.
En el complejo de nueve hectáreas se encontraban dos hoteles, restaurante, pista de baile, jardines, piscina natural y área infantil de juegos, de lo que sólo quedan algunas paredes en pie y restos el lugar donde manaba el agua termal cubierto ahora por una edificación de hormigón, pero cuesta diferenciar debido al avanzado estado de desprendimiento en el que se encuentra.
Los baños de Valdeganga fueron el lugar elegido por Carlos Saura para grabar gran parte de su película Peppermint Frappé en 1967, cuando el lugar llevaba poco tiempo en desuso. De hecho es interesante ver la película y descubrir cómo se encontraba en ese momento el balneario y el compararlo con el estado actual de los edificios.
Varias iniciativas pretendieron recuperar el complejo desde que fuese abandonado. La última, en 2011, pretendía rehabilitar el edificio derruido y edificar un nuevo hotel. Asimismo, la extensión del terreno permitía construir un campo de golf. El mayor problema es que la inversión que se estimaba superaba los dos millones de euros. La familia Ballesteros inició conversaciones para volver a poner en marcha el complejo a través de la colaboración y convenios con empresas turísticas, pero finalmente el proyecto no cuajó.