El "lenguaje" en la RGI

Bilbao

La violencia contra las mujeres es una violencia estructural que se manifiesta en todos los contextos de la vida (escolar, laboral, social, político, familiar etc.). Lo explica Emakunde en cada uno de sus informes.

Por eso, en el decálogo que firmamos los medios acordamos utilizar violencia machista o contra las mujeres y no violencia doméstica, familiar, intrafamiliar o de pareja. La expresión intrafamiliar o en el ámbito familiar invisibiliza a muchas víctimas y a la condición de mujer de las víctimas, además de que desentona con el marco jurídico internacional. Por eso, no se entiende cómo ha acabado el termina "víctima de maltrato en el ámbito familiar" en la proposición de ley de reforma de la RGI que llevaron PNV y PSE al Parlamento vasco y fue admitida a trámite con el voto del PP.

El Ararteko fue el primero en denunciarlo: tiene carencias, dijo, en la protección a las mujeres víctimas de violencia machista, muchas van a quedar fuera del amparo de la ley, de las medidas positivas que contempla. EH Bildu, Elkarrekin Podemos también han criticado esa omisión, ese despiste. Y ahora lo ha hecho Emakunde. No es baladí. Es una ley sobre pobreza y las mujeres suponen el 60 por ciento de sus beneficiarios. La violencia machista agrava esa vulnerabilidad y debe aparecer explícitamente, dijo ayer desde el Gobierno Izaskun Landaida. Afortunadamente, están a tiempo de rectificar. Y aterrizar en el siglo XXI.