Sin identidad en La Rosaleda
El Oviedo, que fue inferior al Málaga, perdió 2-1 debido a una decisión arbitral muy rigurosa.
Oviedo
El Real Oviedo y el Málaga rompieron dos rachas totalmente opuestas en La Rosaleda. La del primero, que volvió a perder tras cinco jornadas consecutivas sin conocer la derrota, y la del segundo que logró su primera victoria en casa. Mal partido de un Oviedo que le faltó jugar con la autoridad y la personalidad que había tenido anteriormente en estadios como el Rodríguez López o el Carlos Belmonte. La versión ofensiva y valiente de los azules vista en las pasadas semanas no fue tal ante un equipo que se mostró superior desde el comienzo del choque.
Aunque el papel desempeñado por el conjunto carbayón no fue bueno, cabe decir que la intervención del árbitro resultó clave en el marcador final tras pitar un penalti injusto. En ese momento el Málaga ya ganaba 1-0, pero el cuadro de Rozada todavía tenía capacidad de reacción con un resultado abierto. Esta posibilidad se esfumó en el momento que ambos colegiados, Galech Azpeteguía en el campo y Díaz de Mera Escuderos en el VAR, decidieron que Nieto había cometido penalti sobre Keidi Baré cuando fue el propio jugador del equipo andaluz quien se desestabilizó solo después de tropezar con el balón.
Por primera vez en esta temporada Javi Rozada repetía once. El técnico parece haber encontrado su equipo titular y, tras la victoria ante el Girona, hoy volvió a apostar por los mismos protagonistas. Ya de cara a la próxima jornada contra el Almería estará obligado a realizar cambios porque no podrá contar con Lolo González y Mossa, ambos sancionados.
No se puede considerar que el resultado haya sido injusto porque, sin la necesidad de la ayuda arbitral, el Málaga dispuso de las ocasiones suficientes para anotar dos goles como hizo. En la primera parte el mejor de los visitantes fue Nereo Champagne que, sin realizar grandes intervenciones, fue el jugador que más trabajo tuvo. Sadiku, Renato y Pacheco pusieron a prueba al guardameta argentino, que incluso a punto estuvo de introducir el balón en su propia portería tras un saque de esquina que terminó golpeando en el poste.
El Oviedo cada vez que jugaba con sentido encontraba los espacios y tuvo sus acercamientos al área rival con sendas llegadas de Nieto y Sangalli, pero ninguna de ellas terminó con un disparo o una acción de verdadero peligro. Saúl, uno de los mayores canalizadores del fútbol de su equipo, estuvo muy tapado durante todo el encuentro y apenas tuvo opciones de encarar a su par o asistir a uno de sus compañeros. A este problema se unía la falta de conexión entre los futbolistas de ataque que no se encontraron con la facilidad que lo hicieron en otros partidos.
La intensidad y el acierto era cosa del Málaga que en todo momento se mostró con una marcha más. Las mejores noticias hasta ese instante fueron llegar al descanso sin haber encajado y con la confirmación de la recuperación de Sangalli que se encontraba estable tras abandonar el terreno de juego después de sufrir un mareo. El futbolista vasco dio el susto cuando le vimos dejarse caer sobre el campo y posteriormente tener que salir del mismo en camilla. Rápidamente el club se encargó de lanzar un mensaje de tranquilidad en las redes sociales destacando que Marco se estaba recuperando con normalidad dentro del vestuario. En la posterior rueda de prensa Rozada aseguró que estaba en perfectas condiciones y que regresaría con el resto de la expedición.
Siguiendo con lo que estaba ocurriendo en el partido, la segunda mitad continuó con la misma dinámica y los andaluces encontraron el camino del triunfo en el minuto 55. Balón a la espalda de la defensa para Antoñín, al que Champagne no se atreve a salir, y el delantero, que se revolvió dentro del área ante la poca contundencia de Carlos Hernández, definió con calidad al palo largo anotando el primero para los suyos.
Apenas cinco minutos después llegó la jugada polémica del partido con el penalti a favor del Málaga que se encargó de anotar Adrián. El fútbol son detalles y, una vez que a los locales les había faltado puntería, el encuentro seguía abierto hasta que el colegiado se lo puso más fácil tras pitar una pena máxima muy discutida por todos los oviedistas.
Tras ese tanto el Oviedo quedó muy tocado y, cuando estaba más cerca el tercero de los andaluces que el primero de los asturianos, Munir dio esperanzas a los visitantes con un mal despeje que pudo recoger Ibrahima para recortar diferencias con un remate acrobático.
A raíz de ese gol encajado el Málaga se encargó de parar el partido con pérdidas de tiempo constantes y el conjunto carbayón no fue capaz de acercarse a las inmediaciones del área rival. Llegó la segunda derrota de la era Rozada en un encuentro donde el Oviedo fue claramente inferior, pero en el que una mala decisión arbitral dio por sentenciado un choque que ni mucho menos lo estaba hasta ese momento.