Muere la científica valdesana Margarita Salas

Oviedo

Fue una científica brillante, trabajadora incansable, discípula aventajada del Nóbel Severo Ochoa, y sobre todo una pionera. Una investigadora que logró destacar en un mundo que cuando ella abría camino era sobre todo, un mundo de hombres.

 Margarita Salas, una de las mentes más brillantes -sin distinción de género- de la ciencia española ha muerto este jueves en Madrid. Además de los achaques de la edad, padecía una grave enfermedad con la que con suma elegancia convivió durante meses sin abandonar su trabajo en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

Cumplidos los 80 años de edad deja tras de sí una trayectoria y un legado dignos de permanecer en el tiempo por muchos motivos. Si hay que destacar una contribución científica ésta podría ser el descubrimiento y caracterización del ADN polimerasa, un avance con muchas aplicaciones en el campo de la biotecnología. Firmó ocho patentes y una de ellas ha sido una de las más rentables en el CSIC, donde seguía trabajando.

Méritos le sobraban para recibir el homenaje y tributo de sus colegas y sus paisanos. Uno de los últimos fue la concesión de su nombre, a una calle en el recinto del HUCA en Oviedo. Fue el pasado mes de abril. Ya pensaba entonces en participar en el homenaje anual que la próxima semana se rendirá a Severo Ochoa en el marco de la Semana de la Ciencia de Valdés, una cita de la que había sido promotora. Ambos eran paisanos, Salas nació en la localidad valdesana de Canero. El ayuntamiento ha decretado 3 días de luto oficial, y las banderas ondean a media asta.

Fue la primera en muchas cosas, por ejemplo la primera mujer en recibir la prestigiosa Medalla Echegaray, que en sus cien años de historia sólo poseen 14 científicos en toda España. Y fue la primera bioquímica en ingresar en la RAE; deja vacante el sillón i latina minúscula.