Los fracasos de Pablo Fernández
La opinión de Ángel Santiago Ramos (15/11/2019)
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León
Si entendemos que en términos democráticos una sucesión de fracasos electorales debe conllevar el cuestionamiento de su dirección política, no es fácil entender el modo silente en que sobrevive la formación Unidas Podemos en Castilla y León.
En apenas cuatro años han perdido el 50% de su apoyo electoral y por ende los tres escaños de diputados en el Congreso y nueve de los diez procuradores con que contaban en las Cortes regionales. De partido emergente, imprescindible para alcanzar un gobierno progresista regional, UP se ha convertido a efectos prácticos en un partido irrelevante.
Desaparecido de las sedes legislativas, su presencia en el ámbito municipal no va más allá de unas pocas decenas de concejalías, en su mayor parte sin capacidad real de influir o componer gobiernos.
Para peor, cuando logran representación municipal –como ocurre en la capital leonesa – con capacidad para intervenir en la formación del gobierno municipal, la mano que mece esta organización es tan sutil e inteligente que convierte en derrota la única de sus victorias.
Con la organización local en manos de una gestora de vía muerta desde el pasado año, no parecen dispuestos a lograr la paz interna que les permita abordar con serenidad los asuntos públicos.
El general secretario de UP en CyL, el leonés Pablo Fernández, tan amigo de las palabras gruesas y los trazos cortos, puede decir como Groucho Marx que, surgiendo de la nada ha logrado alcanzar las más altas cotas de pobreza.
