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"Sabía que tenía un problema pero no podía pedir ayuda"

Euskadi es la Comunidad Autónoma donde más dinero se juega en apuestas deportivas. Además, este tipo de apuestas han crecido un 356% en los últimos cinco años. Unai, exludópata, cuenta su caso

Bilbao

El árbitro pita el final de la primera parte del Athletic Club 4- Eibar 1. Mientras los jugadores encaran el túnel de vestuarios, el telespectador está a punto de ser bombardeado durante los 15 minuto que dura el descanso con múltiples anuncios de apuestas, fundamentalmente deportivas: Bet365, BetFair, William Hill… Las casas de apuestas que se anuncian son abundantes. La tentación, enorme.

El País Vasco fue la Comunidad Autónoma en la que se apostó más dinero por habitante en apuestas deportivas en 2018, tanto online como presenciales, de todo el estado. Así lo desvela el Anuario del juego en España 2019, un estudio elaborado por el Consejo Empresarial del Juego (Cejuego) y la Universidad Carlos III de Madrid. No solo eso: según la última encuesta de adicciones de Euskadi, las apuestas deportivas han crecido en nuestro territorio un 356% en los últimos cinco años.

En total, en la CAV se apostaron 22,35 euros por habitante en 2018, una cifra muy superior a la media del conjunto de España, que se sitúa en 8,10 euros por persona. En concreto, Gipuzkoa, con 38,93 euros es de largo la provincia más apostante, seguida de Araba (23,28) y Bizkaia (21,68). En términos absolutos, en Euskadi se apostaron 48.533.019 euros a lo largo del pasado año.

Uno de estos apostantes era Unai. Tiene 22 años y estudia IVEF más Educación Primaria en la Universidad de Deusto. A pesar de su corta edad, Unai ha sido ludópata, se ha desenganchado y ahora ayuda a otras personas a superar su adicción al juego con la asociación Ekintza-Aluviz. Confiesa que comenzó en el mundo de las apuestas deportivas con apenas 17 años, una edad con la que en teoría debería haber tenido prohibido tanto entrar a locales de apuestas como jugar online. Empezó “con lo típico: vas con unos amigos, quedas para tomar algo y ya de paso echas tu apuesta”. De esta forma entró en la rueda del juego: “había días en los que me levantaba antes para apostar y luego ir a clase”. Una rueda en la que es muy fácil entrar pero de la que es difícil escapar: “me di cuenta de que tenía un problema cuando pasaba la mayor parte de mi tiempo libre yendo a apostar”. Luego el problema fue a más: “Robaba dinero en casa, pedía prestado a otra gente”.

Para él supuso un alivio que en su casa le pillasen, ya que, confiesa, “no era capaz de pedir ayuda”. La pesadilla llegó a su fin el día que contactó con la asociación de ayuda a ludópatas Ekintza-Aluviz, adonde llegó después de haber pasado por un psicólogo que no funcionó. Manifiesta que la asociación le ha ayudado mucho, no solo como jugador, sino como persona: “el empujón que necesitas muchas veces para salir adelante, te lo dan sin problema”, desvela.

Moción contra las casas de apuestas

El caso de Unai no es ni el primero ni el último en el que un menor de edad se engancha a las apuestas. La Asamblea de Jóvenes Precarizadas de Bilbao, Eragin, presentó a principios de este año una moción con una serie de exigencias para denunciar la permisividad de Bilbao con los menores en las casas de apuestas.

Entre dichas exigencias, se encontraban reducir y limitar el número de licencias para salones de juego y casas de apuestas en la ciudad, al igual que ha hecho recientemente el Ayuntamiento de Barcelona. Así mismo, pedían que se realizasen controles exhaustivos a las entradas de estos locales para impedir la entrada de menores; establecer un límite de 500 metros con respecto a los centros educativos; y la puesta en marcha de programas de concienciación en los colegios.

Desde Eragin, Mikel Rosa y Andrés Peña sostienen que de igual manera que en los centros escolares se dan charla sobre sexualidad, tabaco o alcohol, se dé formación al alumnado sobre los peligros del juego, ya que, afirman, “la edad media de los apostantes se reduce cada vez más”.

Sin embargo, la moción no prosperó, al contar con el rechazo tanto del PNV como del PSE. “Ha caído en saco roto”, se lamentan. Sin embargo, el tema vuelve a ser objeto de debate; en esta ocasión, en Juntas Generales, a donde llegará a finales de este año, gracias a una propuesta no de norma presentada por Elkarrekin Podemos.

Hay, en su opinión, otros dos aspectos a tener en cuenta a la hora de abordar el tema del juego. El primero de ellos es el individualismo imperante en nuestra sociedad. Así, “cuantos más jóvenes y trabajadores estén individualizados y adormecidos con las apuestas, más estímulos para apagar la conciencia de clase e impedir que hagan sus reivindicaciones”, explican. Esto se debe, dicen, a que las casas de apuestas “se instalan en los barrios de clase trabajadora”.

Parte del problema, parte de la solución

A pesar de que desde 2015 solamente se han abierto 9 locales de apuestas y salones de juego, según datos de la Dirección de Juego y Espectáculo del Gobierno Vasco, lo cierto es que la inmensa mayoría de estos locales en Bilbao se encuentran en el Distrito 6: Abando. Según las cifras del Ayuntamiento de Bilbao, de los 112 locales de apuestas que hay en la villa, entre salones de juego recreativos, con hostelería, bingos, casinos, locales de apuestas deportivas y locales de Loterías y Apuestas del Estado, 42 están situados en el Distrito 6, Abando. Se trata del distrito con la renta más alta de toda la capital vizcaína (35.944 euros, según el Eustat), así como el más habitado. Claro que en esta clasificación no entran los locales con máquinas de juego, ya que es difícil su contabilización.

Desde la Asociación de Salones de Juego de Euskadi, Aseuskadi, su secretario general técnico, Peio de Frutos, defiende que este negocio da de comer “a 1.200 familias vascas”. Además, sostiene que los salones de juego no son parte del problema, sino de la solución de la ludopatía. ¿Quién está entonces en el lado del problema? Según de Frutos, las casas de apuestas online: “En los salones de juego tienes alguien que te controla, hay un horario, estás con otros jugadores, te puedes comer un pitxo… O sea, socializas. Cuando apuestas online, lo haces a cualquier hora y en cualquier lugar”.

Además, exige que se revise la Ley de Publicidad. “El juego es una actividad sensible”, afirma. “Y, como todo, tiene que ir regulada y controlada. Los establecimientos de juego presencial tenemos prohibida la publicidad, mientras que los operadores de juego online lo tienen permitido. Solicitamos que se regule la publicidad del juego. La ley de Publicidad lleva años parada en el despacho de alguien y nunca termina de salir”.

Mientras unos y otros debaten, lo cierto es que hoy otro joven vasco realizará su primera apuesta deportiva, engrosando los números de Cejuego.

 
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