Eduardo Guerrero: "En Cádiz hay muy buenos flamencos y no se les escucha"
El bailaor gaditano estrena este domingo en el Teatro de La Maestranza 'Sombra efímera II'
Cádiz
Dicen que segundas partes nunca fueron buenas, pero Eduardo Guerrero está acostumbrado a romper tópicos, a fracturar creencias preestablecidas, a sorprender con lo inesperado. Por eso, en medio de una gran expectación, y tras haber desarrollado este espectáculo durante un año, este domingo llega al Teatro de la Maestranza en Sevilla Sombra Efímera II.
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Pregunta: Sombra efímera nació de una pieza en solitario. Ha pasado por Holanda, por Madrid, por la Bienal, y llega al Maestranza evolucionado, con voluntad de continuar una investigación. Pero, ¿qué quiere investigar Eduardo Guerrero?
Respuesta: Realmente es un proceso que ha sido largo pero muy bonito. Al final, poder creer un espectáculo durante todo un año con residencias, como en los Teatros del Canal, tener el patrocinio del Festival de Jerez, en la Bienal de Sevilla... Al final se han unido muchas cositas que se han unido hasta dar todo esto. Por eso le hemos puesto Sombra Efímera II, porque es el todo desde que comenzó la primera sombra. La primera se creó con un arquitecto alemán, trabajamos dentro de una burbuja, la gente podía entrar o verlo desde fuera, en medio de la ciudad... Solo esa propuesta llamaba la atención y aquello fue efímero porque dejó de estar en cuanto terminó la actuación. Ese fue el primer contacto. Y luego hemos ido avanzando con el resultado. Sombra Efímera se creó para los Teatros del Canal, espectáculo desnudo, sin escenografía. Todo estaba hecho para vivir la experiencia de que había muchos mensajes a la sociedad, poesía, sin despistar. Solo el mensaje de la danza y el cante. Los mensajes son tan duros y fuertes que la gente pensaba que la obra se dirigía a uno mismo. Y ahora llegamos al Maestranza con el todo. Tenemos muchas ganas de que llegue el momento.
P. ¿Los espectadores que tengan el honor de acudir van a encontrarse un espectáculo a modo de conclusión?
R. Estaba todo meditado en que el trabajo iba a durar un año. Así que lo fuimos presentando sin adelantar los tiempos. Yo quería hacer una labor social con el espectáculo. Por eso, nos fuimos a Mensajeros de La Paz, nos pusimos en contacto con ellos, les entregamos un donativo y nos llevamos 15 sacos de ropa. Ahí empieza el todo de Sombra Efímera, porque yo no quería una escenografía al uso sino algo más emocional. Que la gente fuera consciente de que las cosas pueden tener una segunda vida, que todo se fuera construyendo capa a capa, muy lentamente, pero con mucho pensamiento. En el espectáculo, la escenografía tiene un telón que crece del suelo al techo con toda esa ropa usada. Es un momento de una carga emocional muy grande porque en esas prendas está la vida de mucha gente que no conocemos: ropa de niños, las batas que me recuerdan a mi abuela... Son esos mensajes emocionales que hay que transmitir al público. La gente necesita verdad y ¿qué mas verdad que esa ropa usada a la que damos una segunda vida?.
P. Porque la sombra será efímera pero usted quiere que cale un mensaje profundo a su espectáculo.
R. Yo pienso que sí, que es la única manera en la que los artistas podemos manifestarnos, con esta forma de provocar a la gente. No pienso en que solo vengan a verme bailar, sino que estén atentos a más cosas, a los mensajes, que piensen en qué está ocurriendo en ese momento. Es flamenco, danza, con teatro, y la gente tiene que hilar. No solo estar atentos a cómo bailo, también a lo que cantan. Todas las letras las hemos cambiado y las hemos adaptado a la poesía, hemos querido construir un suelo de papel, ese suelo es blanco, que después se pinta, lanzo carboncillos, y cada vez el dibujo es totalmente diferente. El lienzo de la vida va cambiando. Es efímero. También queríamos hablar de la destrucción del mundo. Entras en el espacio y ves ese suelo blanco, impoluto, que da tranquilidad, pero cuando termina la obra el suelo está sucio, se ha levantado, hay una montaña gigante de arena. La escena se destruye como el mundo. Y de eso nos hemos dado cuenta en todo este año de trabajo, y el estado de ánimo podía cambiar en este año, pero hemos vivido, por desgracia, muchas catástrofes. Son efímeras y las hemos olvidado. Pero están ahí. Por ejemplo, lo que está pasando con la inmigración. El telón de ropa habla también de eso, de las ropas que quedan en las playas.
P. Háblenos de los músicos que le acompañarán. Muchos son de Cádiz.
R. Es algo que me prima en mis obras, llevar gente de Cádiz. Va una cantaora, que es excepcional, como es Samara Montañés. Viene Javier Ibáñez con la guitarra. Y Manu Soto, de cantaor también. Son mis niños, en los que creo, y con los que he trabajado todo un año, junto al director Mateo Feijoo, con el que hemos aprendido mucho. Yo no quiero cambiar el flamenco, pero sí me interesa que el mensaje que queremos lanzar, lo mandemos ahora, con lo de ahora.
P. ¿Le gusta que sus espectáculos suenen a Cádiz?
R. Me he criado aquí, empecé a bailar con seis años, después en el conservatorio. Me fui a Madrid a los 17 años con Aída Gómez. Después con Antonio Canales, Eva la Yerbabuena, Javier Latorre, Rocío Molina... Ha sido un no parar. Pero tirar de la gente de Cádiz es un llamamiento, en realidad. Hay muchos artistas en Cádiz, hay muy buen flamenco, y no se les escucha, no se les reconoce, no se les ve. A mí me ha tocado la oportunidad de estar ahí en las mejores programaciones, pero el talento de los flamencos gaditanos debería estar presente en todos los festivales y no ocurre. No sé lo que pasa en Cádiz que no tenemos ese potencial para asumir esa carga de los flamencos. A mí que se me otorga este momento de salir afuera y exportar flamenco a otros lugares, yo quiero que me acompañe la gente, no que sea de Cádiz, sino que sean buenos artistas. Y en Cádiz hay muy buenos artistas esperando la oportunidad. Si en mi mano está, vienen conmigo.
P. Viene de Canadá, de Portugal, después Valencia, Canarias... combinando varios espectáculos. ¿Es un momento dulce de su carrera?
R. Es bonito poder llamarlo dulce. Porque, además, lo comparto con gente que quiero, con mi familia del flamenco, pero también ha sido fruto de trabajar mucho, de llamar a las puertas, de insistir mucho, de crear varios espectáculos. Ando en gira ahora mismo con cuatro espectáculos: Desplante, Guerrero, Faro y Sombra Efímera. Estoy con muchos espectáculos porque la gente me tiene que ver, cómo evoluciono, la diferencia de un espectáculo. No quiero guardar ninguno en un cajón. Y lo comparto con gente como yo, que sienten como yo, que tocan y cantan como yo.
P. ¿Qué recuerdos guarda de cuando presentó Guerrero en el Palacio de Congresos de Cádiz en 2016?
R. Lo vemos tan cerca, pero a la vez, tan lejos. Ha cambiado tanto el espectáculo. Nos damos cuenta de que está casi el cien por cien, pero más maduro, con peso, con la tranquilidad de disfrutarlo. Pasamos muchos nervios en el Palacio, porque no era un lugar acondicionado, pero era tal la cantidad de público que quería venir, que era el sitio en el que cabía más gente. Me encanta estrenar en Cádiz porque viene la gente que te quiere, y que son sinceros. Y porque Cádiz le hace falta que mostremos nuestro arte. Que trabajemos por el flamenco, pero sea también un lugar de creación. Necesitamos espacios para poder dar nuestros puntos de vista.
P. ¿Qué espera de 2020?
R. Viene cargado de muy buenas noticias. Estoy feliz. Me vuelven a nombrar en los mejores festivales. Comienzo el año con nuevo espectáculo en mente. Hay programaciones fabulosas. Nos marchamos a San Juan dos semanas en residencia para el nuevo espectáculo. Nace esa criatura a la que llevamos un tiempo dándole vueltas y que saldrá de ese cuaderno que siempre viaja conmigo. Allí escribo todo lo que me ocurre y todo lo que me gustaría escribir dentro del espectáculo.
Pedro Espinosa
En Radio Cádiz desde 2001. Director de contenidos de la veterana emisora gaditana. Autor del podcast...