Sociedad

Desmantelan un taller clandestino de armas y explosivos en Miranda (Burgos)

El único detenido es un hombre "solitario" sin contacto con ningún grupo violento

Armas requisadas al vecino de Miranda de Ebro. GUARDIA CIVIL BURGOS

Burgos

La Guardia Civil ha desmantelado un taller clandestino de fabricación de artefactos explosivos y armas, algunas de ellas de guerra, que se encontraba en un piso de un bloque de viviendas en el centro de Miranda de Ebro (Burgos).

Al único detenido, un hombre de 43 años que tenía fijación con las armas, especialmente desde hace tres años, los agentes le atribuyen varios delitos, entre ellos tráfico de armas, depósito de armas de guerra y depósito de explosivos.

El capitán Fernando Castellanos, de la Jefatura de Información del instituto armado, ha explicado en rueda de prensa que se trata de un hombre "introvertido y solitario" que tenía afición por las armas y explosivos.

Se dedicaba a comprar armas, algunas de ellas inutilizadas, que después él mismo habilitaba, además de fabricar su propia munición y un buen número de artefactos explosivos en condiciones de ser utilizados.

La investigación, que incluyó el registro del domicilio donde residía el ahora arrestado y un garaje que usaba como almacén, sigue abierta, aunque por el momento se descarta que el supuesto autor tenga alguna vinculación con grupos organizados de terroristas o delincuentes y tampoco se sospecha que pudiera vender las armas.

No obstante, el teniente coronel de la Guardia Civil, jefe de la Comandancia de Burgos, Alfonso Martín, ha insistido en que no es habitual tal acumulación de armas y explosivos y había riesgo para los vecinos, por una posible explosión, aunque también la posibilidad de que alguien contactara con el detenido para adquirir armas con fines ilícitos o que él mismo tuviera algún brote psicótico.

De hecho, entre el domicilio y la vivienda había 26 armas de fuego, entre ellas un fusil de asalto y un subfusil comprados en Eslovaquia; 2.800 cartuchos metálicos y 17 artefactos explosivos listos para activarse y 30 kilos de sustancias químicas para fabricar otros explosivos.

Además de armas y explosivos, el hombre, que tenía un "perfil inquietante", según el capitán Castellanos, tenía también un silenciador, un chaleco antibalas y una máscara antigás.

El hombre tenía el taller en la terraza de la vivienda en la que vivía junto a sus padres, que llevaban tiempo "inquietos" con la situación, aunque él, que ni siquiera tenía permiso de armas, les tranquilizaba asegurando que era todo "perfectamente legal", ha explicado el capitán Castellanos.

Antes de su detención, la Guardia Civil investigó al hombre, en la llamada 'Operación tangerina' para precisar el lugar donde podía tener las armas y explosivos y, sobre todo, para descartar posibles conexiones con grupos de delincuentes o terroristas.

Aunque el detenido se encuentra ya en prisión, en este momento se sigue revisando la documentación y el material informático que encontraron en la vivienda.

Hasta ahora se le imputan los delitos de Tráfico de Armas, por su introducción en España; Depósito de armas de guerra, por la tenencia de un fusil de asalto y un subfusil; Depósito de armas de fuego reglamentadas; Depósito de explosivos; y un delito de Riesgo. El capitán Castellanos ha recordado que será el juez quien fije en el momento la posible condena para el detenido, aunque podría estar entre los 8 y los 10 años de cárcel.

 
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