Resonancias magnéticas en sesión golfa en el 12 de Octubre

Madrid

Si ya es complicado conciliar vida personal y profesional, más difícil lo es cuando a esos dos condicionantes hay que sumar un tercero, como puede ser una enfermedad grave o crónica. Lo saben los que han pasado por ello. Junto a la lista de la compra, o las discusiones sobre con qué padres toca comer el próximo fin de semana; se acumulan las citas con el médico de cabecera, el especialista o las pruebas diagnósticas.

Es el caso de Ana Muñoz, que cada tres meses tiene que someterse a una resonancia magnética. La sorpresa saltó con la última. Tenía la cita desde el día que le hicieron la anterior, pero un día antes del señalado, le llamaron para comunicarle que se aplazaba ‘sine die’ por una avería en una de las máquinas. “Me dijeron simplemente que no me la podían hacer”, cuenta aún con tono de indignación. Inmediatamente llamó a su médico porque de esa cita -sobre todo de los resultados- dependían otras dos posteriores. A la media hora recibió otra llamada para comunicarle que “habían abierto agenda nocturna”, así que aceptó como un mal menor el horario.

Le citaron a las 21.30. Un horario que “no es inusual”, según una portavoz del Hospital 12 de Octubre. Esa misma fuente explica que los turnos de atención a pacientes se establecen de 8 a 15 horas y de 15 a 22 horas, pero Ana salió mucho más tarde: “mi estudio es largo, como de hora y media -explica-, así que no salí hasta las 23.30”. Desde el centro lo equiparan a los momentos de más carga de trabajo, cuando se programan pruebas en fin de semana. “Hacemos un gran esfuerzo para evitar derivaciones”, justifican esas fuentes.

La avería ya está solucionada, según la portavoz del 12 de Octubre, pero la RMN -Resonancia Magnética Nuclear- ha estado parada en torno a dos semanas. “Ha habido que pedir asistencia al fabricante para repararla y, al ser aparatos de alta tecnología, es habitual que haya que pedir recambios al extranjero”, insiste la citada portavoz.