Un resplandor brillante

Córdoba

Hace unos días se dio el comienzo oficial de las fiestas navideñas con la inauguración del alumbrado, aunque el comercio ya lo había hecho bastantes días antes. Fue todo un éxito, el público abarrotó la calle de Foro Romano para presenciar el acontecimiento y anuncian que vendrán de toda la provincia para verlo. La ciudad de Córdoba ha entrado así en la rivalidad con otras ciudades por la grandiosidad de su alumbrado navideño. Tal vez sería más conveniente que se rivalizara en quién tiene las mejores políticas sociales, por ejemplo, porque eso sí repercutiría en el aumento del bienestar de sus gentes.

Es cierto que nos sentimos atraídos por lo que escapa a lo cotidiano, por aquello que rompe la monotonía de nuestras vidas. Tal vez sea porque la inmensa mayoría de nosotros nos arrastramos por una existencia más gris de lo que nos gustaría, pero no nos paramos a pensar que su éxito está en lo breve de su existencia. Igual que ocurre con los fuegos artificiales, si duraran mucho pasarían a sufrir la pena de lo cotidiano y perderían su valor. Una vez pasados los fastos navideños y se apaguen las luces comprobaremos que en nada han contribuido para mejorar nuestras vidas, solo han conseguido distraernos e incitarnos para que consumamos más, que de eso se trata, de que nos gastemos la paga extraordinaria. Pero se crean puestos de trabajo, aunque sean tan efímeros como las luces. Todo un espejismo. Pero alegrémonos, ya es Navidad.