Amsterdam no confunde al entorno

Valencia

Acostumbrados a vivir en su burbuja de irrealidad, en esa Torre de Marfil que se han construido a golpe de comunicado y censura, los señores de Meriton han tenido que escuchar durante más de tres horas y casi desde el primer minuto de la junta el puñado de verdades que la mayoría del entorno viene rumiando prácticamente desde la anterior asamblea ordinaria.

Resulta esperanzador para una entidad centenaria como el Valencia CF que, aunque a duras penas al carecer de un atril en el que apoyar sus documentos, diferentes accionistas -tan solo 93 presentes y 29 representados en las instalaciones de Feria Valencia- hayan reprochado al máximo representante de Meriton y su consejo de administración los desmanes en la gestión desde su aterrizaje en la SAD. Sobre todo teniendo en cuenta que, hace 72 horas, equipo y cuerpo técnico consiguieron brillantemente la clasificación para octavos de final de la Champions League.

Anil Murthy fue el principal foco de las críticas desde el patio de butacas. Cinco de los accionistas que tomaron la palabra le pidieron que presente la dimisión afeándole, entre otras cuestiones, el lamentable gesto desde el palco mandando callar a la afición y la notable subida de sueldo que se ha aprobado por el artículo 33. Mientras sucedía esto, el diplomático ponía cara de póker o susurraba confidencias a un adormecido Kim Koh. Ni sienten ni padecen.

Sin duda, el tema estrella de la junta estuvo centrado en la polémica salida del club de Mateu Alemany y Marcelino García Toral. El club no ofreció, como viene siendo habitual en los últimos meses, ningún tipo de explicación detallada al respecto. Es gravísimo que el Valencia se haya quedado sin dos profesionales de alto nivel, principales responsables del éxito deportivo en las últimas dos temporadas, y su consejo no detalle con transparencia las razones de sus respectivas salidas.

Aunque, gracias a las brillantes intervenciones de Antonio Muñoz, Antonio Sesé y Pablo Delgado, también hubo tiempo para asuntos societarios determinantes como la opción preferencial para ADU -prorrogada hasta marzo-, el suelo de Mestalla, la deuda actual y el nuevo estadio. El problema, el de siempre. Ante preguntas concretas y peticiones de explicaciones detalladas, vaguedades, imprecisiones y tópicos como respuesta.

El rodillo de Meriton convierte las votaciones en un paseo en barca, pero, al menos, juntas como la de este viernes sirven para que cuatro señores llegados de Singapur escuchen lo que realmente sienten aficionados del Valencia que representan a otros miles. Y sirven también para escuchar como alguno se acuerda de Amadeo Salvo, Aurelio Martínez y el ignominioso proceso de venta que terminó por darle la propiedad del club a Peter Lim. Con cinco años de retraso, muchos abren los ojos. Más vale tarde que nunca.