Amanece, que no es poco
Crónica política de la semana
Úbeda
En el Ayuntamiento de Jaén, una ruina morrocotuda producto de la nefasta gestión de sucesivos gobiernos de incompetentes y manirrotos que alargaron demencialmente el desequilibrio presupuestario en lugar de atajarlo mediante métodos expeditivos de racionalización del gasto, impopulares entre la desproporcionada nómina de personal municipal y perjudicial en el cortoplacismo electoral en que viven instalados los políticos, amanece, que no es poco.
Hasta hoy, con la pupa viva de Onda Jaén, resultaba inviable poner en marcha el sistema tranviario. Pusiera lo que pusiera la Junta, el consistorio jaenero era incapaz de asumir su parte en la cofinanciación. Tuvieron que celebrarse nuevos comicios locales, constituirse un gobierno de coalición PSOE-Cs, arder parcialmente las instalaciones de la radiotelevisión, enrocarse la plantilla y los sindicatos en el ‘no es no’ a una recolocación con los sueldos a la baja, ajustados a la categoría real de cada cual, para que el Ejecutivo de Julio Millán, así las cosas, sin la menor contemplación conmiserativa, camino de en medio, ni Navidad ni ocho cuartos, tomara la determinación de proponer la aplicación de un ERE que afectase a los 45 supervivientes de la extinta Somucisa.
En el mismo contexto temporal de urgencias, minuto arriba, minuto abajo, la consejera de Fomento, Infraestructuras y Ordenación del Territorio, Marifrán Carazo, expresaba, a través de una nota de agencia, su deseo de que el convenio que deberán suscribir el Ejecutivo andaluz y el Ayuntamiento de Jaén para la puesta en marcha del tranvía en la ciudad se pueda firmar “cuanto antes”. Amanece, sí, que no es poco, pero con el sol saliendo por otro lado, y Sazatornil, a estos efectos cualesquiera de quienes se oponen airadamente a semejante sindiós, disparando con el arma reglamentaria al astro rey o escupiendo al viento.
Lo prometido es deuda, es decir, antes de que se consumiera por completo el año viejo tener listo el borrador de convenio con el objetivo de firmarlo en los primeros meses del año nuevo, tras la preceptiva revisión por parte de los servicios jurídicos consistoriales, y ponerlo en marcha “cuanto antes”. Una inversión de 120 millones de euros, durmiendo el sueño de los justos, que merced al compromiso retomado por la Junta de Moreno Bonilla “de aportar el 75% tanto en las máquinas, en los trenes, como en la explotación futura, así como en la obra que queda pendiente”, empieza a ver la luz al final del túnel. La puesta a punto de una infraestructura abandonada, deteriorada, tras casi una década de desencuentros y olvido.
La paradoja evangélica, que exige muerte antes de permitir a la vida que se abra paso por otros derroteros. “De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto. El que ama su vida la perderá; y el aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará” (Juan, 12: 24-25). Pareciera predestinada la liturgia del drama de los empleados de Onda Jaén a abonar la verosimilitud, tan inverosímil para Fernández de Moya, de una activación cercana del sistema tranviario.Tan cruel en lo laboral como presupuestariamente cierta. Así en el cielo como en la tierra. Tan surrealista, tan absurda, tan José Luis Cuerda. Tiempo después.
Por lo demás, concluye 2019 para el flamante Ejecutivo derechista de la Junta con la certidumbre de que todavía queda roña que sacar debajo de las alfombras. Su principal baza, sin duda, junto al dedo en el ojo del Gobierno sanchista por la pseudointervención al impedirle salir a los mercados financieros a emitir deuda. Que 37 comedores escolares de Jaén -1900 niños, 200 de los cuales por su extracción social no tienen garantizadas en casa dos comidas diarias- sigan sin servicio de catering tras la fuga de Royal Menú, que Netalia y Tempo continúen sin ponerse al día con sus empleadas, limpiadoras de los institutos de la provincia, o que en fechas tan entrañables cierren los centros de salud por la tarde, son, a decir de los gobernantes del PP y Cs, problemas heredados. El PSOE-A, aparentemente noqueado en Las Cinco Llagas a partir de la sentencia de la pieza política de los EREs, se pertrecha en una cada vez más ortodoxa lealtad a Pedro Sánchez. Y el recambio de Ferraz, ¿para cuándo?
Pero lo verdaderamente trascendente en el plano político, con las uvas casi en el gaznate, es el mantra, proveniente de la caverna, de que España va a romperse en cuanto se formalice, quizá el mismo día en que la cabalgata de los Reyes Magos de Úbeda rompa con la tradición y ponga a Baltasar por delante, la investidura del usuario titular del Falcon 900B, apoyado en la conjunción del comunismo podemita y el separatismo de la Esquerra. El cuento franquista del coco marxista y judeomasónico de nunca acabar.