Sociedad

"Ya vienen los Reyes Magos"

Buen día. Agradezco la ocasión de tener el micrófono listo para dar una noticia importante: los Magos de Oriente vienen ya -siguiendo la Estrella- camino de Aranda y la Ribera, donde llegarán en la tarde-noche del domingo 5 de enero, para participar en la Cabalgata, adorar al Niño Dios, y repartir montones de juguetes a los más pequeños, y regalos diversos a los mayores. Se trata de un gran acontecimiento para las familias, pues conozco a quienes creen que -además de las anteriores fechas importantes- la noche de Reyes es uno de los momentos más bonitos de las Navidades; más aún cuando los Magos siempre han sido generosos con nosotros. Tienen un apego especial a los arandinos.

Lo sé de primera mano, porque he mantenido una interesante relación con ellos, en distintas épocas, que entresaco de mis recuerdos. Empiezo de niño agradecido, al echarme los primeros juguetes; humildes, pero los mejores para mí; y me acuerdo de aquel estupendo balón de reglamento, de cuero…, ¡qué feliz!. Después paso algunas páginas en el tiempo, y me encuentro con una foto, en blanco y negro, un borrón en la noche. Me veo de adolescente abetunado, como paje del Rey Baltasar que va a caballo, y yo caminando a su lado. Ahí ya salió lo que después fue una constante: la ilusión de participar más directamente en ese mundo mágico de las visitas de los Reyes venidos de Oriente a nuestra Villa. Que tuvo su historia principal en las décadas de los años 70 y 80 del siglo pasado, cuando me involucré de lleno en los preparativos para recibirlos y en sacar la cabalgata. Recuerdo que en la pre-democracia -siendo alcalde José Eugenio Romera- los trajes de los protagonistas principales y de sus respectivos cortejos, se alquilaban en una casa especializada de Madrid, de donde se traían en grandes baúles de mimbre; devolviéndolos después.

Los medios municipales eran limitados, y se alternaban años saliendo los Reyes a caballo, otros en remolques agrícolas adornados, tirados por ganado (los últimos los de la cuadra de ‘el Mella’, abuelo del torero ‘Morenito’), que -si se subía o bajaba por la calle Isilla- se resbalaban las herraduras en los adoquines (¡un cuadro…). Eso y algunas plataformas con neumáticos que se iban incorporando, y la electricidad que iluminaba esas primitivas ‘carrozas’; que después se fueron incrementando con más y mejores arrastres para ser remolcadas con vehículos a motor, y que alternaron sus cuarteles generales en Las Francesas, el ICEDE, o el colegio municipal Virgen de las Viñas de Sta. Catalina, fueron el principio y fin de distintos itinerarios. Siempre con parada en el Ayuntamiento, para la recepción municipal y el saludo de los Reyes a la población, desde la balconada principal. Nunca importaba el mejor o peor tiempo, pues era secundario; con lluvia, aguanieve, helada, o nieve -incluso- la cabalgata siempre salió.

Jesús del Río

Jesús del Río / Cadena SER

Los personajes principales -en general- eran protagonizados por los munícipes locales; y sus pajes, la reina y damas de fiestas y otras jóvenes peñistas. Los secundarios. de diversos papeles bíblicos, pastorcillos y acompañantes de los Reyes, eran chicas y chicos adolescentes que se apuntaban masivamente en sus colegios respectivos para colaborar en el desfile, lo cual hacían con disciplinado orden, con sus ropajes de época, sus antorchas (que se reponían a mitad del recorrido), y provistos de muchos caramelos masticables ‘Sugus’, para su entrega a los niños en los bordes de las aceras, y evitando así problemas de seguridad.

En cuanto a los trajes -y estando ya en el primer mandato democrático con Ricardo Gª García-Ochoa como alcalde-, se decidió el disponer de un vestuario propio, por lo que -del último alquilado- se tomaron medidas y modelos que se confiaron a unas monjas, las Madres Bernardas, para su confección. (Esta orden religiosa llegó a Aranda en 1.567; y desde 1.596 hasta 1.947 vivieron en su Monasterio, sito en la Plaza que llevaba su nombre, ahora Plaza de la Constitución o, popularmente, del 7 de Agosto. Desde allí se fueron a unas huertas, al final de la calle Santiago, donde hicieron un nuevo Monasterio con Iglesia abierta al culto).

Y, estando allí, con pocos medios para subsistir -y a las que los Reyes iban todos los años a visitar en su retiro de clausura-, el Consistorio les hizo el encargo que cumplieron con creces, estrenándose en la siguiente ocasión (muchos de ellos -de hace 35/40 años-, siguen usándose como parte del equipamiento actual).

Jesús del Río

Jesús del Río / Cadena SER

Tras la cabalgata y el posterior departir de los Reyes con los niños arandinos, la mágica noche transcurría ‘de casa en casa’, entregándose los juguetes y regalos que -a la mañana siguiente- recibían emocionados los interesados, pequeños y mayores; dándose comienzo a una jornada muy intensa en la que -desde temprano y tras la misa de Reyes y el paso por el Hospital que lleva su nombre, conversando y obsequiando a los enfermos (principalmente a los niños ingresados), y al personal cuidador-, se iniciaban las visitas a instituciones, centros asistenciales, belenes vivientes (el del Barrio de las Tenerías instalado bajo el puente medieval, era todo un acontecimiento), se ponía fín -un año más- a la presencia personal de los Magos de Oriente, siempre generosos y amigos con Aranda y los arandinos.

Y la tradición continúa, pues –en tiempo actual, ya siglo XXI-, el desfile de la cabalgata de los Reyes Magos, que se renueva cada año, sigue siendo un acontecimiento especial para nuestros niños, y para los mayores -padres y abuelos- que les acompañan en una mágica ilusión, que nunca se puede perder.

Yo -lo confieso- sigo escribiendo cada año una carta a los Reyes Magos. En la actual, y porque 2.019 no nos ha sido nada propicio en la consecución de nuestras justas reivindicaciones sobre las infraestructuras pendientes, y en la mejora de la calidad de vida, en las que los poderes públicos siguen sin atender a Aranda y Comarca, les he pedido a los Magos que nos apoyen e intercedan en nuestro nombre; que sean nuestros embajadores ante los gobiernos: central, autonómico, provincial y local, y urgiéndoles a atendernos.

Y- especialmente- les he hecho hincapié en una sanidad pública y de calidad para los arandinos y ribereños; que la necesitamos y nos apremia el tenerla en la atención primaria, ambulatoria y rural; en las urgencias; en las plantillas de enfermería y auxiliares; y en las especialidades (que están algunas bajo mínimos,), a ver si se completan. No nos importa si con ayuda de los Hospìtales de Burgps o de Valladolid; nos da igual que sean galgos o podencos. Exigimos la atención sanitaria que nos corresponde, y el nuevo Hospital que se nos debe.

¡A ver si los Reyes Magos nos echan una mano…!

 
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