Breviario jerezano: Santiago
Rafael Benítez Toledano

Jerez de la Frontera
A principios de siglo, de este, pasé una temporada de soltero obligado como gerente de tabanco en la calle Muro; bajo la tutela de los militares y la vecindad propicia de los gitanos de Los Juncales y el Carmen Benítez. La sombra mestiza de jerez es alargada.
Cigüeñas y combatientes jubilados llegaban de vacaciones a la espadaña de la Iglesia y la residencia Fernando Primo, bebían juntos en el Arco de Agustín y el Boquerón del feo, le compraban periódicos a la Pili, filetes de aguja a Lara y adobo de saetas al Zambo.
El poeta Benítez era, por entonces, un hombre sin rumbo que recibía, en la rebotica de su infortunio, flamencos de postín, guiris con pretensiones musicales y señoritos afines. Nada nuevo bajo este sol gitano.




