Juan Cano: "El asunto urbanístico nunca fue un enfrentamiento con Alejandro"

Alicante

Juan Cano, el acusado de ser el principal inductor en 2007 del crimen del alcalde de Polop Alejandro Ponsoda, ha negado en el juicio que se sigue contra él, y otros 6 acusados, que mantuviera una "mala relación" con el primer edil y ha defendido en todo momento su inocencia. "Jamás acordé con ninguna persona, en ningún momento y en ningún lugar" su asesinato, ha defendido. Y lejos de asumir la "animadversión" hacia la víctima que las acusaciones alegan, Cano ha relatado una relación casi idílica de compañerismo y apoyo entre ambos.

Igualmente ha negado que los intereses urbanísticos le movieran a promover la muerte del regidor. "Él tenía puesta en mi su confianza" y el tema urbanístico "jamás supuso enfrentamiento", ha insistido y ha calificado a los investigadores de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil (UCO) de "sinvergüenzas y de gentuza".

También ha destacado que fue él mismo quien decidió retirarse de la carrera a las municipales de 2003 y aceptó que le relegaran al puesto décimo de la lista a petición de la dirección regional, una situación en la que "Ponsoda y todos los concejales me apoyaron".

Sobre la supuesta relación con el resto de acusados, ha declarado que nunca ha contactado con ellos y sí ha reconocido acudir al club de alterne Mesalina, de Finestrat, pero en el año 2002 por una operación hipotecaria con el dueño, Pedro Hermosilla. "No sé lo que es una sala VIP", ha indicado.

Las hijas de Ponsoda

El abogado de la defensa de Juan Cano ha hecho hincapié también en cómo se gestionó la relación con la familia de Alejandro Ponsoda tras lo sucedido. Cano ha asegurado que acudió varias veces al Hospital General de Alicante para interesarse por su estado de salud y que cuando falleció se preocupó por el futuro de sus dos hijas.

Incluso ha asegurado que llevo a prevaricar, "aunque este delito ya ha prescrito", para que la menor de ellas, María, que tenía un contrato temporal de apoyo en la Agencia de Desarrollo Local, pasara a ser fija y además, tras morir Ponsoda y saber que disponían de poco dinero, cogió 3.000 euros de la caja municipal para ellas, a  sabiendas de que eso es malversación. Para darle apariencia de legalidad a esta aportación, incluyó la cantidad en el finiquito de la nómina de su compañero muerto.

"Nunca hubo reunión"

Con anterioridad a Juan Cano han declarado ante el tribunal el gerente del club Mesalina, Ariel Gatto, el dueño del local, Pedro Hermosilla y Salvador Ros, empresario del calzado.

Este último ha insistido en que él no mantenía una relación cordial con Cano y a quién sí conocía era a Ponsoda. Al borde de las lágrimas ha relatado cómo el alcalde le acompañó en una ocasión al hospital de tetraplégicos de Toledo donde estaba su hermano que había sufrido un accidente de tráfico. "Cómo voy yo a hacerle eso", ha manifestado.

Por su parte, Gatto y Hermosilla, han negado que en la sala VIP del local se desarrollara ninguna reunión para idear cómo acabar con la vida de Alejandro Ponsoda y además, ambos, han mantenido que el testigo protegido (que habría sido portero del local) no trabajó para ellos hasta 2008, cuando la supuesta reunión se debería haber producido en 2007.

Este jueves continuan las sesiones con la declaración de las hijas de Alejandro Ponsada y el testigo protegido.