Ocio y cultura

'Hoy es San Antón'

jesús del Río repasa esta festividad y celebra los actos de la cofradía que honra su nombre

'Hoy es San Antón'

'Hoy es San Antón'

Aranda de Duero

Buen día. Dice una cancioncilla popular arandina que ‘San Isidro está en un llano, San Pedro en una ladera; y la Virgen de las Viñas en medio de su arboleda’. Falta -de nuestras ermitas- citar a una en la que hoy precisamente están de fiesta por todo lo alto: la de San Antonio Abad (aquí más llamado San Antón); y es en la celebración de este patrono de los animales en el que hoy quiero -especialmente- poner el acento, como parte que es de nuestra historia y costumbres.

Nuestro paisano Rufino Criado Mambrilla, conocido –entre otras cosas- como estudioso de las Cofradías y Hermandades, es autor de un librito que desgrana el acontecer de la Cofradía del Glorioso San Antón, desde su fundación y hasta 1989, entresacado del contenido de los cinco libros que se tienen referidos a actas, cabildos y cuentas, con momentos singulares y muy interesantes, que merece la pena conocer y que voy a resumir.

La primera Junta que se celebró en la ermita –que entonces era de titularidad de la Cofradía de San Sebastián, luego compartida por ambas-, fue el 5 de mayo de 1757. La de S. Antón se fundó a instancias de un monje, Fray Francisco Bernabé, que procedía de Alfaro (Logroño), y que –tras visitar varias veces Aranda- se hizo con amistad de personas de alcurnia, a los que planteó la creación de una nueva Cofradía, con sede compartida en la citada ermita, en los extramuros de la Villa. Se conocen los nombres de los 33 fundadores (11 de ellos clérigos, 11 del Estado Noble, y otros 11 Hombres Buenos (los del pueblo llano). Su mantenimiento se confiaba a las cuotas anuales, más lo que se ingresara por la rifa de un cerdo, descontado 1/3 que –como limosna- debía destinarse al Hospital de Alfaro, de donde procedía el fraile promotor.

Se compró la imagen del Santo en 1758 a un renombrado escultor de Valladolid, con los 332 reales de vellón que tenían ya, y –hasta los 950 reales que costó la efigie comprada- hubo voluntarios que adelantaron el resto.

De los datos recopilados de los libros, merecen contarse muchos y muy llamativos. Pero por solo citar algunos: los avatares de la lucha de la gente noble (los de los cargos) y los de a pié (encargados de hacer las faenas y de la costosa venta de la rifa); de que se agasajara en la fiesta con chocolate y bizcochos (un lujo en aquel siglo XVIII); de la compra de estandartes y ropaje litúrgico; de curiosos cambios organizativos internos; de que –a finales de ese siglo- un particular regalara madera para hacer un altar al Santo; de los enterramientos de fallecidos por la peste en las iglesias y ermitas´; la francesada que arruinó la ermita, que hubo que reedificar, etc. Pero hubo un momento crucial: en 1830, la desaparición de las reglas de la Cofradía que exigía el Obispado de Osma y la exigencia de declaración de las cuentas del rebaño de cerdos y corderos de que disponía la Cofradía –por donaciones-, levantó un revuelo de protestas y de bajas de afiliados, que la hicieron desparecer durante 25 años. Que, después, la semilla renació, en 1855 fue refundada; y se volvió a la normalidad un 17 de enero de 1868, volviendo San Antón desde Sta. María a su ermita, donde se hizo su fiesta, que ha continuado hasta nuestros días con los vaivenes propios de una comunidad viva, pero conservando la tradición de nuestros mayores en honor del santo anacoreta, y repitiéndose –generación tras generación- las costumbres que heredamos de nuestros antepasados. Que en su mayoría eran agricultores, tenían ganado y vivían en la zona entre Moratín y Fuenteminaya, con familias enteras que eran de la cofradía, como ‘los Risas y Panderetas, los Barbadillo y Agüeras’. En tiempo actual, uno de los cofrades más antiguos (desde 1946) es Felix Arauzo Arauzo, muy ocupado estos días para que no falte detalle, ya que es el alma de la cofradía, que cuenta con unos70 afiliados (ahora ya no solo hombres, también mujeres), cantidad que se va manteniendo, como es el objetivo.

Y en este 2020, los mayordomos designados hace un año han preparado anticipadamente lo que es de su cometido: limpieza, flores, leña para la cocina de la sacristía, calefacción de propano, vestir al santo y colocarlo en las andas, estandartes y vara, etc., además del vino y pastas con que obsequia la cofradía al público que se acerque a la fiesta. Que comenzaba ayer, jueves 16, con las vísperas, en ese entorno cercano al Humilladero.

Y hoy es la celebración principal, que empieza con la solemne misa en honor del Santo, oficiada por el clero de Sta. María (iglesia a la que está adscrita, y la propiedad registrada por el Obispado de Burgos, en contra del sentir de muchos arandinos); después se procesiona por el parque de alrededor de la ermita y, vuelta a la puerta principal, el oficiante procede a la bendición de los animales, ahora mayoritariamente muchas mascotas (perros y gatos); antaño se veían caballos, burros (que echaban carreras por los alrededores), y otros varios. Más tarde, tras retornar a S. Antón a la ermita a los sones de la Marcha Real, que tocan los dulzaineros, se procede al tradicional sorteo del cerdo, que ha variado mucho en el tiempo. Antaño, en semanas anteriores, se le paseaba y enseñaba por el centro de la Villa, y su pastor tocaba una esquila invitando a la compra de papeletas. Posteriormente, se anunciaba en ellas el número de ejemplares del sorteo; pero, tras la denuncia de los animalistas, solo se hace mención a que los afortunados –este año dos- recibirán el importe de los cerdos, a los números que se conforman girando unas ruletas, momento muy seguido por el numeroso público que lo presencia. El resto de la jornada lo pasan los cofrades en su sede de la sacristía, y son muchos los devotos que se acercan.

Mañana 18, día de difuntos: misa, otra vez procesión, pero con los estandartes de luto, y finalmente, la reunión general de los cofrades, el cabildo, en el que se dan las cuentas anuales, y se procede al cambio de dirigentes para el siguiente periodo. El mayordomo antiguo saliente queda como escribano (lleva los libros); y el que lo era hasta ahora, pasa a ser alcalde (supervisor), llevando la vara al lado del cura en la `procesión; y, corriendo la lista, se nombran los dos nuevos mayordomo, uno veterano y el otro más joven, para servir en la siguiente fiesta, el 17 de enero de 2021.

Es una de nuestras tradiciones más sentidas, que hoy es protagonista; y a la cual todos estamos invitados a participar. Así que ¡Viva San Antón y su Cofradía!.

 
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