"Los sufridos maestros son, una vez más, los conejillos de indias en este asunto", por Pepe Belmonte
Escucha el micromentario del Catedrático de Literatura de la UMU para el programa Hoy por hoy

Micromentario / Pepe Belmonte (20-01-2019)
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Murcia
Pin parental
No he hecho otra cosa en estos últimos días que responder, a mis amigos y conocidos, a la pregunta de qué pienso sobre el tan traído y llevado 'pin parental' a raíz de la polémica suscitada entre nuestro ejecutivo regional –el famoso tripartito, que está decepcionando a todos los murcianos– y el gobierno de la nación, del que no sabemos aún por dónde va a salir.
En primer lugar, les contesto que el nombre de “pin parental” me parece horroroso. Como el de “cordón sanitario”, que ha estado de moda en estos últimos tiempos.
Con nombres o expresiones de tal catadura, se demuestra, de entrada, que los políticos y, también, algunos medios de comunicación andan escasos de imaginación con el empleo de metáforas tan poco creativas.
En segundo lugar, he constatado la gran confusión que se ha producido entre la gente corriente y moliente, entre los ciudadanos de a pie, que no terminan de entender ni la mitad de este asunto, un tanto oscurecido a posta.
El mismo Teodoro García Egea, el siempre ocurrente secretario general del PP, confunde una actividad propia del currículo escolar, del plan docente y curricular de un centro de enseñanza, con las actividades extraescolares. Se nota que hace tiempo que no pisa una escuela ni un instituto ni siquiera para ir de visita. Es, como diría cierto académico, confundir el mar con los peces.
Los sufridos profesores y maestros son, una vez más, los auténticos conejillos de indias en este asunto, los muñecos del pin pan pun, el objeto de la mirada, poco amistosa, de muchos padres, y no digamos de la administración.
Son los que más pierden con todo este revuelo, con esta encendida polémica, cuando, en realidad, sólo obedecen –con prontitud y diligencia– a las exigencias de los centros, y éstos, a su vez, a las instrucciones de una consejería de Educación que procura, finalmente, que se cumplan los dictados de la LOMCE, la fatídica ley instituida y dictada en su día –no conviene olvidarlo– por el Partido Popular, que esta vez no va a poder echarle la culpa a Zapatero.
No hay, en resumidas cuentas, adoctrinamiento que valga, ni profesores que quieran pervertir a nuestros hijos, sino, únicamente, un plan claro y preciso, respaldado por los órganos internacionales del mundo de la educación.
Nadie, pues, debería dudar del profesor. Como nadie es capaz de decirle a un cirujano cómo tiene que operar, por dónde ha de aplicar su bisturí.
Cada uno en lo suyo. Y ciertas personas de relevancia deberían hablar y escribir con propiedad, sólo desde el conocimiento.
Pepe Belmonte




