Patxi Andión, el cantautor por excelencia y su relación y cariño a Cuenca
A través de sus canciones recorremos la vida y trayectoria profesional de este artista que fue músico, cantautor, actor y profesor en la Universidad de Castilla-La Mancha
Cuenca
Patxi Andión falleció el 18 de diciembre de 2019 en un accidente de tráfico en la provincia de Soria. En Hoy por Hoy Cuenca hemos rendido un homenaje a este cantautor y polifacético artista con Eugenio Cortés, profesor de Lengua Inglesa y su Didáctica y de Estudios Culturales Contemporáneos en la facultad de Educación de la Universidad de Castilla-La Mancha, en el campus de Cuenca donde Andión también fue profesor de Comunicación Audiovisual en la Facultad de Bellas Artes y la Escuela Politécnica.
Patxi Andión, el cantautor por excelencia y su relación y cariño a Cuenca
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EUGENIO CORTÉS.-¿Qué fue de los cantautores…?, se preguntaba Luis Pastor en una de sus canciones… Es cierto que el Anything Goes (todo vale) de este neoliberalismo tan cruel ha intentado que la palabra Cantautor sea tan denostada como olvidada por la conciencia del pueblo, mediante el consumismo y la autocomplacencia. Pero, por suerte, este cometido se ha venido desarrollando a lo largo de todo este tiempo, sin éxito.
Todo empezó en la España de principio de los años sesenta del siglo XX, cuando la tecnocracia generó el desarrollismo, palabras que hasta entonces, no habían sido otra cosa que dos términos de nuevo uso en la sociedad de la España de la Postguerra. Entonces surgió la guitarra como escudo contra esa falta de libertad. En medio del corazón del pueblo, emergió esta voz que criticaba su explotación y elevaba los detalles más íntimos de sus vidas hasta convertirlos en poesía.
En uno de esos días, en concreto un 6 de octubre de 1947, nacería en Madrid Francisco José Andión González, quien desde entonces será conocido como Patxi Andión, el cantautor por excelencia, sin desmerecer entre otros a Elisa Serna, María del Mar Bonet, Joan Manuel Serrat, Luis Eduardo Aute, Andrés Do Barro, Luar Na Lubre, Mikel Laboa, Benito Lertxundi, Ruper Ordorika, Luis Pastor, Pablo Guerrero, Hilario Camacho, Manuel Margueliza, José Luis Perales, Vainica Doble, o Eva Sobredo, nuestra Cecilia…
Siempre se ha enorgullecido de ser hijo de Francisco y de Consuelo, dos emigrantes vascos que decidieron ir a ese Madrid todavía entablillado con el fin de poder crear para su hijo un marco cultural positivo desde donde pudiera tener acceso a la educación, para poder llegar a ser un verdadero librepensador, sin olvidar en absoluto su origen. Francisco, antiguo combatiente republicano, le enseñó que una persona tenía que ser consecuente consigo misma y con sus ideas, sin tener nunca que avergonzarse de ellas, aunque fueran repudiadas una y otra vez por el vencedor. Su madre, Consuelo, de quien Patxi heredó su voz y su talento musical, le enseñó a escuchar siempre a su corazón como centro de su vida, y sobre todo, a no separarlo nunca de su alma.
En aquel momento, el niño Patxi se convirtió en ese ávido lector que siempre fue, desde donde descubrió la canción como arma cultural y educativa del pueblo: la canción como causa y consecuencia, como compromiso y como moral, cuyo fin no era otro que el de romper aquellas barreras que la incomunicación levanta entre los seres humanos. Desde aquí empezó a cantar, trabajando en diversos oficios como el de marino, pero comprometido con la UPA (Unión Popular de Artistas), por lo que tuvo que marchar al exilio en Francia, donde su célebre Chanson, mediante autores como Jacques Brel, (a quien conoció), Leo Ferre y Georges Brassens, influyó en su obra.
De este modo, es en 1969 cuando publica su primer álbum, Retratos, hasta llegar a La Hora Lobicán en 2019, días antes de su fallecimiento. Entre ambos elepés se suceden una serie de éxitos tales como Manuela, Padre, La Jacinta, El Maestro y su universalmente castiza Una, Dos y Tres, retrato no sólo del Rastro de Madrid y de sus célebres Galerías Piquer, sino también de la sociedad española desde el Siglo XVI.
Las canciones de Patxi Andión suponen una nueva forma de acercarse a la realidad más allá de los elementos comunes para llegar a la dignidad y el valor del ser humano. Pero tampoco debemos olvidar sus conocidas intervenciones tanto en el cine como en la televisión con su participación en películas y series, entre otras, como El Libro del Buen Amor (1975), basada en la obra de Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, y dirigida por Julián Marcos y Tomás Aznar; La Otra Alcoba (1976), donde participa junto a Amparo Muñoz, su primera mujer, y Miss Universo en 1974; Acto de Posesión (1977), sobre la novela Dos Madres de Miguel de Unamuno, de Javier Aguirre; o Asesinato en el Comité Central (1982), de Vicente Aranda, también sobre la novela homónima de Manuel Vázquez Montalbán; también en las series Página de Sucesos (1985), de Antonio Giménez Rico; o Brigada Central (1989), de Pedro Masó.
Patxi Andión y Cuenca
También queremos recordar su vinculación personal con Cuenca, no sólo profesional, a través de la Universidad de Castilla–La Mancha (UCLM), sino también a través de su vinculación afectiva con la ciudad, sus rincones, sus pueblos, sus gentes y, muy en especial, su gastronomía.
Doctor en Sociología por la Universidad de Salamanca, Patxi Andión fue profesor titular de Comunicación Audiovisual en la Facultad de Bellas Artes y en la Escuela Politécnica del Campus de Cuenca de la UCLM, donde, en palabras de sus compañeros y de sus alumnos, cubrió la tecnología de humanismo.
Hace unas cuantas semanas, el 18 de diciembre de 2019, en la localidad soriana de Cubo de la Solana, un terrible accidente de automóvil nos lo arrebató de la vida, dejándonos para siempre, su obra y su magisterio como legado. Somos muchos sus amigos quienes siempre le echaremos de menos recordando, desde lo más profundo de nuestro corazón, su sonrisa sincera, su risa socarrona, su abrazo cálido, su inagotable generosidad y su palabra justa de ánimo en los momentos más urgentes y necesitados.
Como homenaje particular, como amigo, como compañero y como paisano Guiputxi, me tomo la libertad de utilizar, con licencia poética, adaptándolos a su persona, aquellos versos que Federico García Lorca utilizó para despedir a su amigo el matador de toros Ignacio Sánchez Mejías, cuando fue mortalmente herido por el toro Granaíno, de la ganadería de los Hermanos Demetrio y Ricardo Ayala, en la Plaza de Toros de Manzanares (Ciudad Real), aquel fatídico 11 de Agosto de 1934:
Tardará muchos años en nacer, si es que nace,
Un español (andaluz)* tan claro, tan rico de aventura.
Yo canto su elegancia con palabras que gimen
Y recuerdo una brisa triste entre las hoces (por los olivos)*.
*(Palabras originales de Federico García Lorca)
Paco Auñón
Director y presentador del programa Hoy por Hoy Cuenca. Periodista y locutor conquense que ha desarrollado...