La jueza desestima el resultado de las nuevas periciales y archiva el caso de Sheila Barrera
El auto de la magistrada de Cangas del Narcea afirma que no hay pruebas ni indicios que permitan actuar contra el único investigado por el asesinato
Oviedo
La magistrada Silvia Fernández, titular del juzgado de Primera Instancia de Cangas del Narcea, archiva el caso del asesinato de Sheila Barrero. La Fiscalía ya se había pronunciado a favor del sobreseimiento tras considerar que las nuevas diligencias practicadas el año pasado no permitían acusar a ningún sospechoso por un crimen sin resolver desde hace 15 años. La familia albergaba la esperanza de que un análisis de las pruebas aplicando las novedades técnicas que se han producido en ese tiempo fuera concluyente. Muy lejos de ese escenario, la jueza considera que no hay pruebas ni indicios para dirigir la causa contra una persona determinada.
El cuerpo sin vida de Sheila Barrero se encontró en el interior de su coche, con un disparo en la cabeza, el 25 de enero de 2004. El caso estaba temporalmente aparcado por falta de pruebas sólidas para acusar a nadie, aunque la familia de la joven siempre ha apuntado a un ex novio de Sheila como el supuesto autor del crimen. Sin embargo, el pasado otoño, agentes del departamento de Química del Servicio de Criminalística de la Guardia Civil procedieron a un nuevo análisis de las pruebas aplicando una serie de técnicas que suponían un importante avance con respecto a las que estaban disponibles hace 15 años. La familia abrigó la esperanza de desenmascarar al asesino, e incluso la delegada del gobierno, Delia Losa, llegó a hablar de pruebas concluyentes que permitirían esclarecer el caso.
El criterio de la jueza es muy distinto: concluye que no existen medios de prueba, ni siquiera indiciarios, que de un modo objetivo y razonable permitan dirigir la causa contra una persona determinada, y ordena el sobreseimiento provisional y archivo de la causa. El auto judicial destaca que ningún testigo ha podido desmontar la coartada del investigado, cuyos padres aseguran que la noche del crimen no salió del domicilio familiar. Tampoco se encontraron restos de sangre en la ropa que entregó a la Guardia Civil, y los residuos de pólvora que presentaba su chaqueta no son concluyentes, máximo cuando el joven era cazador reconocido. La jueza también ha valorado que la motivación del crimen sigue siendo una incógnita a día de hoy, y las confusiones y errores que se cometieron en la identificación de pruebas y toma de declaraciones que se realizaron entonces.
El auto es recurrible, pero en principio la causa sólo podrá reabrirse en caso de que surja un indicio o prueba suficiente. Parece difícil. La magistrada explica que no se ha localizado el arma con el que se cometió el crimen, ni se ha acreditado que el ex novio de Sheila tuviese acceso a una pistola como la que se supone se utilizó en el crimen.