Malapascua, la isla de la "mala Navidad"

Córdoba

¡Saludos desde Filipinas! Tras mi periplo por tierras indias tocó volver a la que considero mi casa lejos de ella: Filipinas.

Hoy os mando esta postal sonora desde Malapascua. Es mi 6ª vez en este rincón del Pacífico de apenas 10 kilómetros cuadrado. Conocida anteriormente como Logon, se dice que la isla recibió su 2º nombre cuando un grupo de españoles, el día de Navidad de 1520, se quedó varado aquí por el mal tiempo.

Aunque era otra época, me cuesta pensar que alguien considerase algo malo llegar hasta aquí. Malapascua es seductora. Nada más llegar te recibe una playa de arena fina y blanca bañadas por aguas turquesas y, si sigues explorándola, encontrarás paraísos aún más bonitos y recónditos.

Más allá de unos cuantos resorts, Malapascua es una isla sencilla. La mayoría de sus habitantes viven en casas de madera o de nipa, palma local. A muchos les llamará la atención, pero estas casas tan básicas son su manera de subsistir cuando vienen días como aquella fatídica Navidad del siglo XVI. En 2013 la isla quedó casi devastada por el tifón Yolanda y la pasada Nochebuena llegó Úrsula, que causó menos daños, pero que sí supuso un revés para las familias malapascueñas. Tener casas tan sencillas, les asegura que puedan levantarse de nuevo sin tener que endeudarse demasiado.

Por suerte, Malapascua no es solo rica en playas de arena coralina, sino que es una de las estrellas del buceo en Filipinas. A apenas 25 minutos de su costa está Monad Shoal, la joya de la corona, un lugar único en el mundo en el que los buceadores pueden disfrutar casi cada día del tiburón zorro. Este escualo que vive en las profundidades viene cada mañana a ser limpiado por otros peces a unos 30 metros bajo el agua y gente de todo el planeta viene atraída a Malapascua por él.

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Gracias al buceo, el turismo y el empeño de sus habitantes, esta isla sigue funcionando y enamorando a quienes la visitan. ¿Te vienes a visitarla?