El Sporting no da señales de vida
Los graves errores en defensa y una alarmante falta de puntería condenan al Sporting en Tenerife y le hacen volver a mirar hacia abajo
Gijón
Como broma, ya está bien. Lo del Sporting sigue siendo una broma de muy mal gusto. El viernes lo tuvo todo: una derrota preocupante en Tenerife, un entrenador que felicita a sus jugadores por hacer "muy buen partido" (sic), un director deportivo que inexplicablemente sigue fichando y que, el último día del mercado, pone la guinda a su carrera en el Sporting firmando a un extremo brasileño desconocido que en los últimos meses ha jugado en más equipos que algún futbolista durante toda su carrera. Sea bueno o malo Murilo, la operación vuelve a ser sonrojante, cerrada el último día, lanzando un mensaje pésimo a la cantera, contradiciendo lo dicho el viernes por Djukic con respecto a lo bien cubiertas que estaban las bandas y firmada por Miguel Torrecilla, el peor director deportivo que se recuerda en la historia del Sporting, solo al nivel del pésimo presidente que le deja seguir actuando.
Nada más anunciarse el fichaje, los nuevos compañeros de Murilo empezaron a disputar un partido que ellos mismos tiraron por la borda por sus graves errores en defensa y su pésima capacidad ofensiva. Lo de siempre. Un error de marcaje de bulto le sirvió al Tenerife para ponerse por delante a los siete minutos, con un remate fácil de Sipcic a la salida de un córner.
El Sporting apenas tuvo capacidad de reacción. Intentaba mandar en el partido juntando a futbolistas en el centro, pero las bandas eran dos coladeros. Apenas generó ocasiones, y la más clara que tuvo para empatar la desperdició Álvaro Vázquez. Este al menos apareció; lo de Djurdjevic sigue siendo un misterio sin resolver. En Tenerife ni siquiera se peleó con nadie.
Un par de minutos después del fallo de Álvaro, el Tenerife no perdonó. El ex del Oviedo Joselu se aprovechó de un grave fallo de Babin para fusilar a Diego Mariño ya en la prolongación de la primera parte.
A los jugadores del Sporting no se les discute la actitud (si acaso, la aptitud), pero no son precisamente un ejemplo de carácter y garra. Un equipo herido, jugándose tanto, hubiera salido a morder desde el pitido inicial de la segunda mitad. Pero no fue así. Tardó muchísimo en probar al guardameta Ortolá, que había salido al campo sin calentar para sustituir al lesionado Dani Hernández. Lo intentó Carmona y consiguió batirle, ya en el minuto 82, Pablo Pérez. Para entonces, ni Djurdjevic ni Álvaro Vázquez estaban ya en el campo. En condiciones normales, la cascada de críticas al entrenador por haber retirado (perdiendo) a los dos delanteros sería más que ruidosa. Pero vista la realidad, tampoco su presencia hubiera garantizado nada.
Con Pablo Pérez, Aitor García y Álvaro Traver en el campo el equipo mordió un poco más, pero no hizo el daño suficiente. El Sporting volvió a perder fuera de casa y demuestra ser un equipo nada sólido, desesperado y desesperante. Del desastre se pueden rescatar pocas cosas, si acaso la consolidación de Pedro Díaz en mediocampo o la confirmación de Bogdan en el primer equipo, adelantado por la derecha (nunca mejor dicho) a dos fichajes como Molinero y Unai Medina..
La realidad deja claro que solo puede mirar hacia abajo y salvar una temporada desastrosa en la que al club gijonés lo han hundido en la más absoluta mediocridad. Pero este sábado Torrecilla presenta a Murilo y todo arreglado.
David González
Vinculado a SER Gijón desde 1998. Director de SER Deportivos Gijón y voz de los partidos del Sporting...