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Carnaval de Tenerife

Los Castorcitos alarga su hegemonía

Los de Ángel Cabrera revalidan su Primero de Interpretación tras imponerse a unos pletóricos Mamelones en una fase trepidante

Ángel Cabrera, tras recoger el cartón del Primero de Interpretación para la murga que dirige. / @RTVCes

Santa Cruz de Tenerife

Los Castorcitos se impuso en la final de infantiles más reñida que se recuerda. Los de Ángel Cabrera se confirman como la gran murga del momento y suman su cuarto entorchado en cinco años (2016, 2018, 2019 y 2020). Un repertorio rico y equilibrado, unas voces exquisitas y una dirección magistral les valió para inscribir con letras de oro su nombre en la historia del certamen. Esta vez lo tuvieron más difícil que nunca, pues actuaron después de unos sobresalientes Mamelones. El plantel de La Noria firmó una de las interpretaciones más completas que se le recuerdan, pero tuvo que conformarse con un doblete de segundos.

En Interpretación, tras Castorcitos y Mamelones picaron cartón Rebobinados en su regreso y Redoblones, que celebraron por todo lo alto un trabajado accésit. En Presentación se cumplieron las quinielas con el triunfo de Redoblones por delante de Mamelones. Las sorpresas fueron el tercer puesto del podio para Guachipanduzy y el cuarto puesto de Los Chinchositos.

Una fase exquisita

La tercera fase abrió con excelentes noticias. La primera, en la grada, donde el aspecto fue notablemente mejor que en días pretéritos porque era el día del reparto de premios y también porque era sábado. Además, la actuación que abrió la jornada dejó buen sabor de boca, anticipo de lo que aún estaba por venir. Fueron Los Chinchositos los que inauguraron esta última preliminar con una mejoría vocal muy importante respecto a Carnavales anteriores. Muy trabajados y mejor en su idea inicial (los creyones) que en la segunda. Abordaron asuntos que les afectan de lleno, tales como la fuga de componentes de unas murgas a otras.

La participación de Los Chinchositos, murga que ganó el certamen por última vez en 1998, fue el preludio del tridente de actuaciones más esperadas de la noche. Por este orden pasaron por el escenario los vencedores de 2018, la murga que se adjudicó el Criticón el año pasado y los defensores de la corona.

Los Rebobinados volvían tras un año sabático y propusieron para su regreso un tema muy recurrente este año: la defensa del planeta. La labor del tándem Romen Soriano-Sara Febles valió para que firmasen una noche más que decente en su regreso a las tablas aunque no se acercasen a la reluciente versión de su glorioso 2018. Se agradecieron las muchas gotas de humor de su segunda canción, que se aproximó al público con buenos golpes y logró meter a Rebobinados en el podio de las premiadas.

Con Los Mamelones, el concurso llegó a su cénit. A un ritmo trepidante, firmaron dos temas sensacionales de la mano de Alberto Justo e Idafe González. En el primero se vistieron de periodistas para tocar todos los palos de la profesión y abordar temas poco frecuentes en el repertorio infantil como la homosexualidad o el mal uso que sus padres hacen de las redes sociales. Destacó su debate electoral a cuatro por ser delegados de clase y un final dedicado a los médicos que se visten de payasos para hacer reír. Pero si potente fue el inicio de su repertorio, su gran cañonazo estaba por todavía por venir. Su segunda canción fue un homenaje a la sociedad 'mamel' en la que pidieron más público para el concurso de niños y comparsas infantiles. Todo ello aderezado con la participación del resto de grupos de su señera institución (Los Mamelucos, la rondalla, etcétera) que se infiltraron entre el público para hacer una actuación con dos escenarios: la grada y la tarima. Con afinación, vocalización y musicalidad en parámetros altísimos -como ya es habitual en esta murga en los últimos años-, su paso por las tablas del Recinto fue una apoteosis. Treinta minutos para enmarcar.

El concurso había alcanzado ya su momento de plenitud y sin solución de continuidad iba a llegar otra actuación sublime. Fue la de Los Castorcitos, que defendía cetro y lo hizo con uñas y dientes. Los de Ángel Cabrera demostraron por qué son la murga de referencia en este último decenio y empuñaron dos letras de mucho nivel, a cada cual mejor. En la primera cambian de color en función del estado de ánimo. La idea la tejieron con maneras exquisitas y una vocalización que rozó la perfección. Lo mismo en un segundo tema muy original, donde abordan la sobreprotección de los padres y se valen de un papel burbuja para hacer un repaso de asuntos tan rico como vertiginoso. Enamoraron al jurado, que les aupó a la primera plaza del concurso por tercer año seguido.

Llegada la conclusión de la fase, fue difícil para Los Rebeldes y Guachipanduzy mantener el listón que ya habían puesto muy alto dos de las murgas que luego resultarían premiadas. Entusiasmo para sortear la escasez de componentes pero letras demasiado adultas -¿niños cantándole a Humberto Gonar?- en el caso de unos 'rebeldes' que han sufrido un sinfín de vicisitudes respecto a su anterior década de oro (fueron Primero en 2003, 2005, 2007 y 2010); y en la factoría Guachi, un par de canciones infantiles -la última nos propuso viajar, aprovechando su disfraz de aviones- y muchas gotas de humor 'marca de la casa'.

 
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