'Brexit'
Sobre la salida del Reino Unido de la UE
Gibraltar
Desde el pasado 31 de enero, el Reino, todavía, Unido de la Gran Bretaña ha dejado de formar parte de la Unión Europea para volver a su condición de país no integrado en organizaciones supranacionales.
Firma Mario Ocaña
03:02
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Este regreso al pasado, que algún líder político pretende vender como el comienzo de una nueva era – palabras del primer ministro británico– no es fácilmente digerible, ya que nueva no siempre significa mejor y el mensaje puede llevar a confusión.
De todo este largo proceso, que aún no ha acabado, una de las consecuencias que se deducen de él es la existencia de dos posicionamientos, claramente antagónicos, entre la población que vive en las islas y que podríamos definir como las Dos Gran Bretañas. Una representa a aquellos individuos de ideología conservadora, nacionalista y excluyente; opuestos a la integración con Europa y que se consideran a sí mismos como miembros de un mundo que ya solamente existe en las páginas de papel cuché y en los libros escritos en la época victoriana. Son el presente de un pasado extinguido. Son, demográficamente hablando, los más viejos. Son los que han ganado democráticamente el proceso de ruptura con Europa.
La otra, casi el 50% del electorado que participó en la consulta, representa a la Inglaterra fusionista, proeuropea, integradora, no nacionalista y dispuesta a relacionarse política, económica y culturalmente con el resto de los europeos. Son demográficamente los más jóvenes y los que han perdido democráticamente el pulso para permanecer unidos con Europa. En este sentido, el país ha quedado manifiestamente dividido.
El nacional-populismo británico, que ha sido capaz de convencer a la mayoría de la población para sacar a Reino Unido de Europa arguyendo, como otros nacionalismos disgregadores, falacias del calibre “Europa nos roba”, “Inmigrantes go home” o “ Gran Bretaña para los británicos” se enfrentará, a partir de ahora, a un camino lleno de complejidades políticas, económicas y territoriales que deberá resolver para justificarse ante su electorado. Queda por delante un año en el que deberán llevarse a cabo numerosas negociaciones sobre aspectos puntuales – más de 600, he leído en alguna parte. Una de ellas afectará directamente a nuestra comarca donde las relaciones entre los habitantes de uno y otro lado de la verja de Gibraltar han alcanzado unos niveles de amistad, cooperación y colaboración nunca vistos a lo largo de la historia común. Ojalá prevalezca el sentido común, el velar por los intereses de las personas y la búsqueda de acuerdos para la solución de los problemas. Así seguramente todos salgamos ganando.