Pedro Sobrado asegura en la Ser que siempre ha tenido libertad para crear

Santander

Nacido en Torrelavega en 1936, a Pedro Sobrado superar los 80 solo le pesa en el carné de identidad, porque su espíritu y su mentalidad sigue siendo joven. Una manera de ser que quizá empezó a forjar al trasladarse a Paris en 1961 y fijar allí su residencia hasta 1976, año en el que regresa a España. Al principio de su estancia en París frecuentó la Escuela del Louvre y más tarde, se fue ambientando con las corrientes artísticas del momento, que lo condujeron hacia la abstracción, donde se mantuvo hasta 1968 año de la revolución estudiantil en París, el denominado “mayo 68”. Sobrado, para ilustrar estos acontecimientos, que tuvieron eco mundial y que él vivió de cerca, volvió a la figuración, donde, como nos ha contado en Hoy por Hoy Cantabria, ya se quedaría definitivamente.

En el conjunto de la obra de Sobrado, lo primero que llama la atención es la importancia concedida al dibujo que se hace realidad mediante una línea sobria y exquisita que, armónicamente, va organizando los distintos planos, creando transparencias y unificando formas. “Lo primero que hago es una foto, para captar el momento, y a partir de ahí creo mi composición” nos ha detallado el artista.

Durante la entrevista ha asegurado que a elegir las obras que forman parte de la exposición antológica que puede visitarse en la sala Los Arenales, de la Biblioteca Central de Cantabria, no ha sido difícil, porque forman parte de su colección personal y la verdad es que no se ha quedado con muchas. En la muestra se exhiben más de cincuenta cuadros que recorren las distintas etapas de su producción pictórica de más de 60 años.

Con Sobrado hemos recordado su primera exposición, a finales de los 50 en la Galería Sur de Santander, a partir de la que emprendió un camino de crecimiento personal y artístico que le llevó a las principales capitales culturales de aquella época: Madrid, Paris, Chicago, Londres y Venecia, donde entró en contacto con las corrientes expresivas de finales de siglo.

La exposición recorre las diferentes etapas de Sobrado, la primera su periodo parisino, posteriormente su paso por Madrid en los años 70 y 80, donde fue testigo del inicio de la “movida” que dejó constancia en algunos de sus cuadros. Concluye el repaso la más reciente, cuando regresa a Cantabria en los 90 cuando se asienta y empieza a dibujar sus figuras y paisajes característicos, poniendo la figura de la mujer como eje central de este periodo creativo.