El arte de reutilizar
Fidel Martínez, bombero profesional y artista de vocación, da un toque de atención sobre la necesidad de evitar el consumo innecesario de objetos nuevos para proteger al planeta
Aranda de Duero
Que todo objeto puede tener una segunda vida y que hay que intentar reutilizar las cosas antes de desecharlas y poner freno al consumo desmedido si queremos que la Tierra siga siendo un planeta habitable por mucho tiempo es lo que intenta enseñarnos Fidel Martínez con su exposición ‘Reciclaje industrial’.
La Casa de Cultura de Aranda ofrece estos días esta muestra de objetos fabricados con viejas piezas y herramientas de uso agrícola o industrial que han sido reconvertidos por este ribereño, miembro del cuerpo de Bomberos de Aranda, que en sus ratos libres no para de darle al magín para ver de qué manera puede aprovechar cada pieza jubilada de su uso original.
La Concejalía de Cultura ha respaldado esta iniciativa para que el público pueda ser testigo del ingenio de este artista, comprometido con el respeto al Medio Ambiente. “Es una exposición bastante moderna de arte industrial, de recuperar material desechable en el mundo industrial y convertirlo en arte con elementos tan curiosos como cilindros o fotocélulas de lectura para la colocación de tapones en los bricks de la leche”, comentaba Emilio Berzosa el responsable de este departamento en la presentación.
Fidel Martínez, el autor de esta muestra que ocupa la sala pequeña de la Casa de Cultura, explica que su fin principal es concienciar a quienes la visiten en la práctica de la reutilización para evitar la producción innecesaria de nuevos objetos, con el coste que implica para el entorno natural. “Lo de la reutilización lo hemos hecho toda la vida pasándonos la ropa de un hermano a otro y no por que las cosas sean baratas tenemos que consumir más, porque eso tiene una huella de carbono muy importante para el planeta y a veces no somos conscientes de ello”, explica Martínez.
Una crítica a la obsolescencia programada
Una bombilla sobre la mesa de un merendero es el punto de partida simbólico de esta exposición que llama la atención sobre el coste que tiene para los recursos naturales del planeta lo que se ha dado en llamar la ‘obsolescencia programada’. Fidel Martínez explica que esta política de fabricar las cosas estableciendo de antemano una fecha de caducidad nació ya en 1924 cuando desde el oligopolio de las bombillas eléctricas decidieron que no convenía para el bien de su negocio que las lámparas duraran demasiado tiempo.
Así, bajo este título de ‘Reciclaje industrial. Otra vida, otros usos’, la muestra reúne a casi una treintena de piezas que demuestran cómo un enfriador de cerveza o algunas piezas de automóvil han sido capaces de de seguir siendo útiles reencarnados en lámparas de diseño exclusivo. Fidel Martínez juega con todos estos elementos y disfruta también construyendo criaturas -o “bichos”, como él los llama- que podrían parecer seres mutantes como consecuencia del cambio climático. Como si fuera un juego, el autor plantea a los los niños u otras personas cándidas, como los periodistas que asistimos al estreno de esta muestra, a localizar uno de estos “bichos”, que puede encontrarse en el lugar más insospechado.
Una de las piezas más llamativas, aunque sólo sea por su tamaño, es un extintor gigante que procede de un descalcificador desechado por una comunidad de vecinos, que durante un tiempo albergó el parque municipal de Bomberos y del que los trabajadores de este cuerpo se acompañaron en cierta ocasión en una de sus protestas frente al Ayuntamiento por cuestiones de su convenio. Sin embargo, el autor considera que la joya de la corona es Elma, una máquina de hacer chorizos que fue perdiendo actividad hasta quedar en el olvido. Fidel Martínez la ha reconvertido, cambiando sus viejas cuchillas, y ahora sirve para ensartar eslabones de cadenas. “Tengo apego a Elma porque es la protagonista de la exposición, porque yo viví ese dar vueltas y hacer esos trocitos de carne para luego ensartar los chorizos; yo me daba una vuelta a la salida del colegio y buscaba la orza, quitando la tapa para coger el choricito de aceite y ahora todo viene envasado en plástico y ha cambiado tanto y tan deprisa que me fastidia un poquito que vaya todo tan rápido”, reflexiona el autor de la muestra, que se puede visitar de lunes a viernes de nueve y media a dos y media de la tarde y de cuatro y media a ocho y media y también los sábados de diez a una.