Alumnos de la escuela de fisioterapia de la ONCE hacen prácticas en el Hospital Nacional de Parapléjicos

Toledo

Alumnos de la escuela de fisioterapìa de la Once realizan durante estos días las prácticas en el Hospital Nacional de Parapléjicos. Y nosotros hemos querido estar con ellos en una de sus jornadas.

En la sala de rehabilitación del centro nos encontramos con un usuario que no pasa desapercibido. Es Iglú, la perra guía de Laura. Una chica de 21 años ciega de nacimiento que tenía claro que lo que quería hacer era ayudar a los demás. Al principio quería ser médico. Pero cuando se informó las asignaturas lo vió tan complicado que se decantó por la fisioterapia.

Ahora misma Laura está atendiendo a Paulino, está aquí por un accidente de bici que le provocó una lesión cervical. Y entre los dos se ha creado una relación muy especial. Tanto es así que Paulino ha conseguido que Laura monte en bici con él en los exteriores del Hospital. Pero esta no es la única experiencia que ha salido de las práctias de Laura. Iglú, su perra guía ha conseguido que uno de los pacientes lesionado medular y ciego pueda ser guiado con su andador.

José María es otro de los alumnos, tiene un resto visual que le permite diferenciar el día de la noche. Empezó a perder visión a partir de los 20 años por una enfermedad congénita. Antes de su pérdida de visión quería ser policía. Conoció la escuela de fisioterapia de la ONCE y se lanzó de cabeza. Antonio, otro de los chicos en prácticas ve algo más. Está junto a Maria, una fisioterapeuta del Hospital que opina que la discapacidad de estos alumnos hace que su sentido del tacto esté más desarrollado. Y lógicamente la formación es determinante.

Antonio y Maria están tratando a Noel. Un joven que ha perdido la movilidad de cintura para abajo y parte de la de arriba por un accidente de tráfico.

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