'Brexit, el día después'
La densa bruma que cubría Gibraltar el pasado 31 de enero se fue disipando el día siguiente y, al amanecer, el peñón seguía allí
La Firma de Jesús Verú, "Brexit, el día después"
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Algeciras
La densa bruma que cubría Gibraltar el pasado 31 de enero se fue disipando el día siguiente y, al amanecer, el peñón seguía allí.
La entrada en vigor del Acuerdo de Retirada, que tanto ha costado que fuera ratificado en el Parlamento británico, hasta el punto de significar la caída de Theresa May y la convocatoria de elecciones generales en diciembre que colmaron la ambición del excéntrico Boris Johnson, ha permitido una transición suave después de consumarse el Brexit. Detrás de ello, la UE ha consolidado una posición negociadora sólida y sorprendentemente unida.
El gran desafío es tratar de encontrar antes del 31 de diciembre de este año un acuerdo que proporcione un marco futuro de relaciones entre el Reino Unido y la Unión Europea equilibrado, justo y que defienda los intereses mutuos. Como se ha repetido en numerosas ocasiones, el Reino Unido se ha ido de la Unión Europea, pero no de Europa, y conviene que sea más un aliado que un rival, en tiempos de incertidumbre global.
En relación con Gibraltar, lo cierto es que ha sido providencial el cambio de Gobierno y con él de enfoque, abandonadas las posiciones dogmáticas maximalistas que parecían más propias del siglo XIX que de estos tiempos y enterradas las ocurrencias ridículas de cosoberanía, ha sido posible una negociación práctica centrada en los problemas de cooperación transfronteriza. En este sentido, el pasado martes, el Consejo de Ministros aprobó la remisión a las Cortes del tratado en materia de fiscalidad y protección de los intereses financieros. Nos parece un acierto buscar un acomodo que busque una relación basada en la justicia fiscal y la transparencia y la cooperación en un tema tan sensible que ha venido envenenado las relaciones en torno a Gibraltar durante los últimos años. También nos parece un acierto el enfoque basado en varios niveles de negociación, la inclusión de un Protocolo sobre Gibraltar en el Acuerdo de Retirada involucrando a la Unión Europea y la adopción de los cuatro protocolos a nivel bilateral sobre derechos de los ciudadanos, medio ambiente, tabaco y cooperación en materia policial y de aduanas.
En definitiva, el nuevo enfoque pragmático del Gobierno español ha permitido que después del Brexit las relaciones con Gibraltar se mantengan dentro de niveles de normalidad, evitando enfrentamientos innecesarios y tratando de proteger los intereses de los sectores más vulnerables, como los trabajadores transfronterizos.
Todo puede pasar en un año, pero confío que los negociadores sean capaces de buscar un nuevo acuerdo que proporcione un marco de relaciones sólidas, justas y productivas entre el Reino Unido y la Unión Europea y, con las adaptaciones necesarias, con Gibraltar. Siendo el Brexit la historia de un fracaso, no hay que perder la esperanza de un futuro post-Brexit razonablemente equilibrado.