El Valencia empieza a caerse en el tramo decisivo de la temporada

Valencia

Hay tiempo de sobra para reconducir la situación. De hecho, preocupante a efectos clasificatorios no lo es porque el Valencia sigue teniendo a tiro su principal objetivo y mantiene todas las opciones de meterse en los cuartos de final de la Champions League. Pero las sensaciones que viene dejando en los últimos partidos son ciertamente preocupantes.

Podemos remontarnos al último partido del año 2019. Aquella noche en Valladolid el Valencia rascó un punto in extremis y, desde entonces, las victorias ante Eibar y Celta en Liga y las clasificaciones contra Logroñés y Cultural Leonesa en Copa tampoco dejaron un sabor del todo dulce. Sólo la meritoria victoria frente al Barça parece ser un oasis en el desierto de sensaciones frustrantes de los últimos tiempos.

Las penosas actuaciones ante el Real Madrid en la Supercopa de Arabia y ante el Mallorca en el partido siguiente hicieron saltar las primeras alarmas. Y esas primeras alamas de un color naranja claro se van tornando en oscuro después de otras dos debacles consecutivas, ante el Granada en Copa, donde el equipo tuvo un intercambio de golpes en el que los que recibía eran más duros que los que daba, y ante el Getafe el sábado en Liga. Un partido que no hay por dónde cogerlo.

El equipo bajó los brazos. Se le olvidó competir; algo que a cualquier jugador se le presupone. Pero es que ellos mismos son los que lo reconocen. Bueno, lo reconocen los que dan la cara. Los mensajes de Gayà en Mallorca: "la afición no se merece algo así; saliendo así es imposible que logremos nada" y de Gabriel en Getafe: "ha sido todo una mierda, en ataque y en defensa; tenemos que ser más hombres". Poco más que añadir.