Los vecinos de Pilarica, Belén y Los Santos, agotan su paciencia por las obras del túnel

Valladolid

Era un 20 de abril. No del 90, como en la canción de los Celtas, si no de 2015. Faltaba apenas un mes para las elecciones municipales que supusieron el cambio de color político en el Ayuntamiento de Valladolid. El entonces alcalde, Javier León de la Riva, anunciaba la construcción de un túnel para automóviles y peatones entre la plaza Aviador Gómez del Barco y la calle Andrómeda. 

El proyecto iba a ser financiado y ejecutado por el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias como solución a los problemas de movilidad para los vecinos de los barrios de Pilarica, Belén y Los Santos tras la supresión del paso a nivel situado en la plaza de Rafael Cano. Incluso, en aquella convocatoria a los medios se afirmó  que la obra se podía completar antes de que finalizara el año 2015. 

Llegaron las elecciones, hubo mudanza en la Casa Consistorial y, a partir de ahí se puso en marcha una carrera de obstáculos, primero en forma de trámites y desde hace ya muchos meses, de barreras físicas en una obra que está paralizada desde noviembre de 2019. La hemeroteca también almacena otro anuncio en la firma de un convenio entre ADIF y el Ayuntamiento de Valladolid, cuando éste abordó la reforma de la plaza de Rafael Cano. Entonces, el Ministerio de Fomento -corría 2017- planteó que el nuevo túnel iba a estar terminado en un plazo de año y medio. 

La última explicación oficial transmitida a los vecinos ha sido el hormigón. Al parecer la empresa constructora es incapaz de localizar el que necesita para seguir con los trabajos. Quienes residen en la zona, siguen esperando una solución efectiva. Los comercios de la calle Nueva del Carmen han planteado la posibilidad de pedir compensaciones por los efectos que las obras están teniendo en sus negocios. Los residentes lamentan la "degradación" que está experimentando el lugar en el que viven. Y, mientras, las vallas metálicas, el material de construcción e incluso una grúa de enormes dimensiones son testigos mudos de la indignación de unos vecinos que están cansados de esperar.