'Yo quiero la independencia'

La Línea de la Concepción

Viernes 14 de febrero y, llegó San Valentín. Una festividad que más de uno tacha de oportunista para alguna que otra compulsiva compra en un mes complicado tras la cuesta de enero, pero que pocos han llegado a profundizar que es una festividad católica desde el 14 de febrero del 494. Muchas reivindicaciones en esta fecha en que la Iglesia buscó eliminar la celebración de las despreciables lupercales.

Hoy, se critica que la publicidad, los telediarios y más de uno en la calle y en petit comité hablan de amores. Amores de siempre, amores furtivos, amores de cotilleo... Hasta la política se tiñe de ese rojo pasional y, cuanto más nos acercamos a algún que otro rincón de nuestra comarca, comprobamos el enamoramiento de ciudadanos por su tierra, la colgaera de políticos por sus partidos o la pasión entendible de algunos empresarios por sus reivindicaciones eternas.

Un frenesí que ha llevado a la querencia absoluta a mis paisanos linenses. Tanto, que en un incomprensible arrebato de criticar la independencia y la postura del catalanismo, en un momento de pataleo infinito basado en una singularidad extrema, están decididos con nuestro alcalde a la cabeza en desenamorarse de todos. Separase de Cádiz, divorciarse de Andalucía, cortar su relación de amor odio con el área sanitaria del campo de Gibraltar y despegarse del gobierno español.

Ciudad autónoma. Hospital bajo mando propio. Eso sí, de la mano con Gibraltar por eso del brexit – que aun no sabemos como irá ni quién nos respaldará de facto- pero solos, solitos solos como Gary Cooper en Solo ante el peligro porque a la Mancomunidad en este tema, mejor hacerle un Mancomubrexit.

¿En qué momento de esta tragicomedia se ha perdido el norte? ¿Es como aquel cartucho que no te escucho de chicos? ¿No nos vale nada ni nadie para hacer piña? ¿Dónde quedó aquello de la unión hace la fuerza?

Es 14 de febrero, señores ¡Quiéranse!

Hay que rozarse más, comprender las reclamaciones de unos y otros, mediar, ahora que está de moda.

La Línea no es una isla. No machaquemos nuestra maravillosa idiosincrasia por una singularidad separatista. Ya estamos viendo como les va a los de la independencia más sonada, que estamos en pleno Carnaval y hasta las callejeras se mofan de esta opción:

Yo quiero la independencia

Pa mi caleta, pa mi mojarras y pa mis coñetas

Pa el pago de humos pa cagarme en los muertos de mas de uno...

Quiéranse, seguro que nos irá mejor.