'La última melonada de los socialistas', por Pepe Belmonte
Escucha el 'micromentario' de los lunes para el programa Hoy por hoy del catedrático de Literatura
Micromentario / Pepe Belmonte (17-02-20)
02:42
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
<iframe src="https://cadenaser.com/embed/audio/460/1581950078_913088/" width="100%" height="360" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>
Murcia
No soy el único en decir que el Partido Socialista, últimamente, mete la pata más de lo que debería un grupo que aspira a gobernar en nuestra Comunidad y, también, en algunos de los principales ayuntamientos en donde hace tiempo floreció la rosa que aparece en el logo que los identifica.
La última melonada de este partido algo más viejo que el Tío Juan Rita, ha sido el precipitado y poco justificado cambio de Delegado de Gobierno en la Región de Murcia.
La labor del delegado saliente, Francisco Jiménez ha sido impecable, al margen de algunos pequeños lapsus propios de oficio tan delicado y siempre en el disparadero.
Jiménez ha sabido navegar por aguas turbulentas después de la herencia envenenada que le dejó Paco Bernabé que más que un delegado de Gobierno parecía el sheriff de su pueblo, a la puerta del saloom con un par de pistolas al cinto.
Bernabé, al que tanto le gusta dar caña a través de tuiter, hombre al que se le calienta la boca y clama justicia… pero nunca por su casa, con su actitud arbitraria y con sus modos tan violentos, nos hizo recordar los tiempos del tardofranquismo cuando la policía, que estaba para lo que estaba, salía a la calle no a imponer el orden, sino a repartir estopa.
Jiménez ha caído bien en la sociedad murciana por ser un hombre moderado, tranquilo, culto, inteligente y con una bien ganada fama en los cargos que había ocupado con anterioridad.
La llegada a la delegación del Gobierno del alcalde de Calasparra, José Vélez, no ha podido ser más accidentada e inoportuna. Sigue, como se sabe, con sus líos judiciales, en la línea de esa legión de políticos de esta región que visitan más a los jueces que a sus propias madres, por lo que debería haber sido cuidadoso y haber continuado en su pueblo, con su vara de regidor, en tanto se aclara su situación.
A la vista está que Diego Conesa manda poco o no piensa bien lo que hace, y que Madrid es quien mueve los hilos como si los socialistas murcianos fueran marionetas en este teatrillo de cachiporra.
Con todo, Paco Bernabé, mi querido Paco Bernabé, con ese ímpetu que le caracteriza, con esos nervios que le convierten en un torbellino, en un huracán, afirmaba de Vélez que “no hay político que más vergüenza genere”.
¡Madre del amor hermoso, como si él no tuviera en casa, en su propia casa, un ejército de imputados!
Mientras que el hombre de La Unión arrojaba bilis por su boca, la prensa murciana se hacía eco de las investigaciones que se han iniciado contra el antiguo alcalde del PP de Lorca por prevaricación y malversación.
Otro nombre más que añadir a una lista que comienza a parecerse al antiguo listín telefónico de Madrid.
Pepe Belmonte