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Carnaval Cádiz

Cierren los ojos, va telón

El Carnaval de Cádiz permite disfrutar en igualdad a las personas con discapacidad visual

Loli, Jesús y Antonio viviendo el carnaval de cádiz / RADIO CÁDIZ

Loli, Jesús y Antonio viviendo el carnaval de cádiz

Cádiz

Antes de comenzar a leer este reportaje, hagamos un ejercicio práctico. Cierren los ojos. Pónganse alguna de las agrupaciones que no hayan visto actuar en el Gran Teatro Falla. Escuchen la descripción del tipo, disfruten del sonido sin imagen. Ahora abran los ojos y vuelvan a reproducir el vídeo desde el inicio. ¿Se parece a lo que habían imaginado? Los protagonistas de este reportaje no tienen la opción de comprobarlo. La radio son sus ojos en el concurso, y su pasión por el Carnaval de Cádiz, lo que compensa todo lo que su vista no alcanza a mostrarles.

Sentada en la fila siete del patio de butacas del Gran Teatro Falla. Pelo corto y castaño, gafas de sol. Con aparente elegancia, Loli, escucha atenta enfundada en su abrigo color cámel que contrasta con el pelaje negro zaíno de la labradora que descansa a sus pies. CJ, su perra guía, es los ojos de su compañera para llegar al templo de los ladrillos coloraos. Salva las barreras que para los normovidentes pasan desapercibidas día a día en la calle, en los edificios públicos, en las tiendas o en el teatro que ya conoce a la perfección. Estela, la mujer que se sienta a su derecha, es quien hace que su imaginación pueda visualizar las puestas en escena de las agrupaciones que cantan ese día en el Concurso de Agrupaciones Carnavalescas.

Loli en las tablas del teatro con su perra guía

Loli en las tablas del teatro con su perra guía / RADIO CÁDIZ

Loli en las tablas del teatro con su perra guía

Loli en las tablas del teatro con su perra guía / RADIO CÁDIZ

«Lo más importante del carnaval es lo que dicen sus coplas, lo que se dice en el carnaval», explica Loli a los micrófonos de la Cadena SER. Es esa explicación tan sencilla pero tan importante para ellos lo que hace que la fiesta gaditana sea seguida por un amplio público con discapacidad visual. En el teatro puede sentir vibrar al público con lo que llega a sus oídos y a su propia piel al encontrarse a centímetros del resto de aficionados que, como ella, han acudido al auditorio para escuchar.

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ENTREVISTA LOLI

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En la misma fila del patio de butacas, con una sonrisa pintada en la cara durante casi toda la sesión, está sentado Jesús. Con un jersey del mismo color que el teatro de sus amores, pero sin quitarse la chaqueta, que él ya conoce muy bien las corrientes del Falla, siente como el público canta coplas entre actuaciones y se anima él también a corear y a acompañar haciendo palmas. «Hay cuestiones que percibimos quizás mejor que el aficionado que puede usar su vista. Por ejemplo, yo noto claramente las vibraciones que transmite una agrupación cuando canta, cuando hace los pianos o cuando aprietan por derecho en un despliegue de voces armónico. También percibo los estados de ánimo entre copla y copla o, por ejemplo, el calor de una agrupación ilegal cuando te está cantando a menos de un metro de distancia. Es algo maravilloso y difícil de explicar».

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Quién iba a decirle a este ceutí de cuna que su mudanza a Cádiz cuando aún era un adolescente le llevaría no solo a amar la fiesta gaditana, sino a formar parte activa de ella. Jesús ha sido integrante de agrupaciones durante quince años; concretamente, catorce en coros, donde su currículum aglutina grandes nombres de la modalidad, como la peña los Dedócratas, Kiko Zamora, Longobardo o Procopio. Y comparsista, también, por un año en “El Bache” de Paco Rosado y Luis Ripoll. El Falla, por tanto, no entraña secretos para él desde ninguno de sus ángulos. «Yo vibro con el ambiente del Falla, es algo mágico. Me encanta la alegría que se percibe, la complicidad entre público y agrupaciones, y, sobre todo, la extraordinaria acústica del teatro Falla, una de las mejores de España. Como antiguo componente de agrupaciones, sé de lo que hablo y sé la sensación de soledad aparente que se siente cuando estás cantando en ese escenario que nos parece inmensamente grande, pero el efecto que produce en el público, ya sea en el patio de butacas o en el paraíso, es envolvente, es fenomenal».

Jesús antes de salir a actuar con el coro 'El Barrio chino'

Jesús antes de salir a actuar con el coro 'El Barrio chino' / RADIO CÁDIZ

Jesús antes de salir a actuar con el coro 'El Barrio chino'

Jesús antes de salir a actuar con el coro 'El Barrio chino' / RADIO CÁDIZ

Una sensación de envolvente complicidad que conoce a la perfección nuestro tercer protagonista. A Antonio no lo encontramos sentado en el patio de butacas, anfiteatro, palcos ni paraíso. Miramos al escenario para encontrarlo y, cuando se alza el telón, ahí está él. Es el guitarra de la izquierda. Una chaqueta blanca con corazones rojos, pantalón vaquero con unos calcetines rojos cubriendo los bajos y unas deportivas estilo Converse. En la cabeza una peluca de pelo castaño, muy bien peinada. Exactamente igual que sus once compañeros con los que ha hecho 50 kilómetros para subirse a esas tablas como componente de la chirigota roteña “Los del corazón partío”.

Antonio durante su pasodoble dedicado

Antonio durante su pasodoble dedicado / RADIO CÁDIZ

Antonio durante su pasodoble dedicado

Antonio durante su pasodoble dedicado / RADIO CÁDIZ

Nos situamos en Cuartos de Final. Última agrupación en cantar, pasada la madrugada y con más de la mitad del auditorio vacío. Segundo pasodoble. Se apagan las luces. Los integrantes de la chirigota ponen a Antonio con su guitarra en el centro de las tablas. Esa letra va para él. «En el momento sentí tanto miedo como incertidumbre: era algo que no sabía que iba a pasar, algo que se salía del esquema que yo tenía de la actuación, por lo que no sabía qué hacer. Una vez empezaron a cantar y entendí lo que estaba pasando, sentí gratitud y alegría, y sentí todo el cariño que he recibido por parte de mi grupo durante estos seis años que llevo saliendo con ellos, regalaron el mayor regalo que recibiré en mi vida».

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PASODOBLE HOMENAJE ANTONIO

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La comparsa de Juan Carlos Aragón, “Araka la Kana”, fue el punto de inflexión para Antonio a la hora de comenzar a formar parte activa del Carnaval de Cádiz. Su gran pasión quedaba al descubierto. Él tocaba la guitarra, su corazón ya latía al 3x4. Unos años después, la chirigota juvenil de su tierra necesitaba un guitarrista; era el candidato perfecto, porque si hay algo que parece quedar claro en esto del carnaval es que lo que hagas o seas fuera del ensayo o las tablas no tiene nada que ver con quien eres cantando una copla. Es precisamente eso lo que más llama la atención a Antonio del Carnaval de Cádiz, «la capacidad creativa, tanto de autores de letra, como de autores de música, de artesanos y modistas. De cómo en un mes una ciudad destapa tanto talento oculto en profesiones dispares y alejadas del mundo del arte. De repente, un electricista se convierte en un cantante portentoso, y un ingeniero, en un poeta de la más alta calidad».

Antonio aún conserva un 6 % de visión. Con respecto a los ciegos totales, como Loli o Jesús, ese mínimo resto puede ser una gran ventaja. Lo cierto es que para un sentido de la vista sano lo que perciben los ojos de nuestro guitarra roteño es absolutamente mínimo. Sin embargo, como a nuestros otros dos protagonistas, lo que te hace sentir el Teatro Falla en febrero va mucho más allá de lo que perciben nuestros ojos. «Creo que el teatro tiene vida propia y habla por sí mismo. Para ello, no es necesaria la vista, solo saber entender sus aplausos y sus expresiones. Por otro lado, mi grupo siempre se asegura de que yo me encuentre cómodo al vernos allí, por lo que siempre realizamos algún ensayo previamente para familiarizarme con el atrezo o decorados que podamos llevar».

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«La radio nos iguala a todos»

Con la inalcanzable diferencia que da tener visión, el medio radiofónico es sinónimo de igualdad para los que como Loli, Jesús o Antonio no ven el rojo de las butacas, el mural pintado en su techo o las siglas proyectadas en su telón granate. «Nuestro medio natural de conectarnos con el mundo y de informarnos de lo que ocurre es la radio. La radio es ese medio que nos iguala a todos: ciegos y videntes, pues es el oído el que manda y lo demás lo pone la imaginación», explica Jesús, quien cuando no puede asistir al teatro se introduce en él a través de la radio.

Se dice que el mundo es mayoritariamente visual, que perder el sentido de la vista es la discapacidad más vulnerable por cómo está diseñado nuestro sistema y cómo funcionamos. Y por eso, la radio es la herramienta más cercana y real para que las personas ciegas puedan conocer todo lo que ocurre a su alrededor. Cuando tenemos una radio con nosotros mientras trabajamos, hacemos las labores en casa o conducimos, ¿saben?, todos somos ciegos ante la realidad que nos presentan las voces que escuchamos.

La igualdad comienza por la empatía, por fundirnos en el hambre de letras de Loli, en la sonrisa de Jesús o en los acordes de Antonio. Porque ellos, sin ver a los que los miran, perciben a la perfección lo que se vive a su alrededor.

 

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